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Demonio: Entre los antiguos, seres o entidades benefactoras, neutrales o malignas, asociadas a veces con las fuerzas naturales, y considerdas intermediarias entre el mundo divino y el humano. Se identificó también, filosóficamente, con la voz de la conciencia y los instintos. Algunos autores, como Miguel Psello, los clasificaban según su relación con los distintos elementos. A partir de la Edad Media, se asocia estas fuerzas a los seres infernales o a los ángeles caídos (v. también Diablo) , y sólo se les suponen intenciones maléficas y de inducción al pecado. Pueden adquirir muy diversas apariencias. La ciencia aparecida para su estudio y clasificación denominada demonología.
Demonología: Estudio acerca de los demonios, su origen, naturaleza, historia, misiones... También se llama demonografía. Une revisiones cabalísticas con otras de carácter teológico, que estipulan el número exacto de demonios existentes, organizados en tropas y legiones, cohortes, así como su estatus, como emperadores, reyes, príncipes, duques, condes, maestros en algún arte específico...
Demonomancia: Práctica adivinatoria a través de la consulta a los demonios, asociada a la magia negra o goetia. También se denomina así a la creencia de estar poseído por una de estas entidades.
Demonopatía: Trastornos psíquicos o físicos en los que se considera que la causa es la presencia de un demonio dentro o entorno al individuo.
Diablo: Del griego /diábolos/ , mentiroso, tegiversador. El término se usa casi indistintamente junto con demonio, pero lo cierto es que diablo posee un cariz superior. El diablo por excelencia es Satán o Satanás, identificado tanto como una fuerza natural contraria a la idea de bien y justicia, como con el ángel que se rebeló ante Dios y fue expulsado de los Cielos. Le siguen los nombres o personajes de Lucifer y Mefistófeles. Sólo se les suponen intenciones maléficas y de inducción al pecado. Pueden adquirir muy diversas apariencias.
Dýnamis: gr. δύναμις , fuerza, energía,
capacidad de generar cambio o movimiento.