Historia de la quiromancia (apuntes)
La quiromancia (gr. Χείρ , mano; μαντεία, adivinación) no es exclusiva de ninguna parte del mundo, pero sí es cierto que puede entreverse que su casi aceptación popular tiene sus raíces en la medicina tradicional euroasiática donde las zonas reflejas y el cuerpo como espejo del mundo juegan un papel importante en el mapa corporal, que divide cada zona con un valor único. Puesto que las manos son prácticamente el instrumento humano por excelencia, junto con el rostro y los pies, cabía guardarles un lugar especial y someterlas a un análisis más complejo, hasta el punto de considerar que en ellas está trazado todo el rumbo vital de una persona. Hay quien incluso utiliza como argumento otros elementos de la naturaleza: si puede conocerse la vida de un árbol por sus nervaduras y sus anillos internos, ¿no serán las señales de nuestra piel también indicativos?
- Quiromancia y Fisiognomía
Se trata de una práctica adivinatoria que tiene estrecha relación con la fisiognomía (no fisionomía), que es una práctica intuitiva y en sus orígenes médica, consistente en la interpretación de las formas y rasgos corporales para determinar la vida y personalidad de un individuo. Dentro de la fisiognomía existe una rama que asegura la total fiabilidad de sus métodos, tomándolo por medio adivinatorio, mientras que otra rama ha intentado no alejarse de su parte científica, y no asocia los rasgos a cuestiones astrológicas o espirituales, sino puramente físicas; aunque suene curioso, algo así como las deducciones de Sherlock Holmes: deducir el carácter mediante las expresiones faciales, el oficio que desempeña mediante sus ojos y sus manos, las intenciones mediante la manera de caminar... o a través del color y textura de la piel, por ejemplo. La quiromancia es tal vez el sistema que más entremezcle de ambas formas de estudio, - a pesar de que existe también la quirognomía, que trata de alejarse de toda forma de adivinación, futura o pasada, y cumplir con un propósito más científico. Pero la quiromancia no estudia, generalmente, el conjunto de la mano, antes bien, principalmente la palma: por eso a los que leen la mano se los llama comúnmente palmistas.
La quiromancia ha tenido, como todo, admiradores y detractores. Tenemos ejemplos de aplicación fisiognómica en primer lugar, entre los hindúes, en sus tratados de Aṅgavidyā (adivinación por las extremidades) donde no sólo se observaban las manos, también los brazos o incluso los ojos. Las señales de las manos estaban, sin embargo, relacionadas con las adquisiciones o trabajos futuros, así como con la salud (véase también el artículo sobre Mudras), cosa que encontramos también entre los chinos, y entre los babilonios, con una relación astrológica notable, unida a las características de sus logogramas para la posible comparativa de líneas de la piel, así como en la Europa más oriental, por donde llegó tanto a Grecia y Roma, donde tenemos los ejemplos fisiognómicos de Suetonio en sus Vidas de los Doce Césares, donde en función de sus características físicas, el lector puede ir deduciendo qué personalidad tendrá el personaje que narra. En el mediterráneo existía entre los círculos pitagóricos, la onirocritia centrándose en las marcas de aquél o aquello con lo que se hubiera soñado. Pero no debe considerarse algo extraño o extravagante para la cultura grecorromana, ya que, al igual que en Babilonia, en los sacrificios era común el análisis de los Exta o vísceras de las víctimas ofrendadas para conocer aspectos acerca del futuro o la disposición divina. Aunque ya existía en el norte de África, la quiromancia ganó muchísima popularidad con la llegada del Islam, que también tiene su propia forma de lectura, y de donde probablemente, por la importancia dada a la palma, se extendió la técnica palmista en el mundo medieval.
Su relación con la astrología y las evidencias físicas, comunes de unas sociedades guiadas por las señales como mensajes divinos, le ofreció un puesto de honor entre las artes adivinatorias. Pero con un ritmo desigual, en Occidente se asoció con el paganismo y la superstición, vinculándola además con ciertos colectivos y etnias extranjeras, como ocurría con los judíos y los gitanos, de los cuales se debe mucha conservación de las tradiciones esotéricas de este estilo, y probablemente se les deba incluso más que a todos los estudiosos que han dejado escritos acerca de la quiromancia, pero nunca llegaron a ponerla en práctica ni a enseñarla, independientemente de la veracidad que queramos darle al asunto. Es en este momento de separación en el cual las hipótesis sitúan la división entre la adivinación pura y la medicina deductiva, al menos en el mundo occidental. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: por su vinculación con la astrología, no fue hasta hace apenas un par de siglos que se comenzaron a negar sistemáticamente cuestiones que previamente nadie se atrevía a descartar por completo; más aún, miembros de toda clase y orden social acudieron a ella con cierta frecuencia. Lo que no quita que deba reconocerse que subyacía asimismo un interés médico real, identificador de somatizaciones, que por desgracia quedó siempre bastante eclipsado.
- Quiromancia occidental. Europa y el mundo judeo-árabe.
Volviendo a la Edad Media, la fisiognomía fue ampliamente estudiada y considerada, de modo que el hecho de que la quiromancia fuese tenida por superstición, no quita el hecho de que fuera clasificada así por ser practicada por gente considerada poco culta o hereje, como ocurría con los judíos, en cuyo Zohar o Libro del Esplendor era mencionada esta práctica, o directamente en tratados como el de Hakkarat panni le -Rabbi Ishmael (Quiromancia del Rabino Ismael) Y en el Renacimiento, a pesar de las persecuciones, en el estudio del cuerpo humano no podía faltar el desarrollo de estudios fisiognómicos completos en todos los ámbitos, donde unos eran admiradores y otros detractores. El propio Leonardo Da Vinci aseguraba que la fisiognomía era una falacia, excepto en ciertas marcas del rostro, donde el genio identificaba la personalidad. Los estudios de la propia Biblia resultaban confusos ante ciertos pasajes como el que indica Gershom Scholem en su Encyclopaedia Judaica (X, 477), acerca de Job 37:7, donde se indica que Dios << ha sellado la mano de cada hombre para que conozca Su obra>>, y aún más difícil ante textos como el de Proverbios 3:16, cuyas traducciones han variado notablemente para privarle del sentido adivinatorio que juega en él la palabra mano: << En su mano derecha hay larga vida, en su mano izquierda, riquezas y honra>>. A esto se unían otras interpretaciones cabalísticas y numerológicas, como aquella que asegura que las líneas principales de nuestra mano izquierda forman el número 81, y las de la izquierda el 18, sumando el 99, un número asociado a la Divinidad.
La quiromancia árabe se enmarcaba desde los albores en la Firasa (discernimiento) o fisiognomía general. Aunque existen algunas referencias del S. IX a.n.e., lo cierto es que la mayoría de textos son traducciones de obras griegas, que a su vez probablemente bebieron de obras asiáticas. Iml ul Kaff es el nombre dado a la lectura de manos que era conocida en toda la zona norte de África, incluyendo Egipto, y su generalización parce haberse extendido más durante la época bizantina. Sin embargo, bebe muchísimo de India, Persia y el mundo semita en general, lo que comparte asimismo en otras muchas técnicas adivinatorias. LA diferencia radical trata más del carácter religioso que la adivinación puede tener en la cultura árabe, frente al carácter profano que tenía ya en Grecia y Roma, y que por supuesto tuvo después en Occidente. Empero, muchas de las cuestiones que aparecen en tratados árabes fueron absorbidas por los europeos, como el detalle de la longitud de los dedos, el valor del puño o la búsqueda de herederos.
Tanto en este caso como en otros muchos, se estaba hablando de la predicción del futuro, y recordemos que la quiromancia siempre ha jugado al lado de la quirognomía, para mantenerse - igual que la astrología - con la idea de definir también rasgos de la personalidad, algo que, de alguna forma, es mucho más demostrable directamente. Y poco a poco esto fue ganando más terreno, a pesar de que en la mente popular, el conocimiento del futuro siempre ha estado más presente, tal vez por simple y llano deseo. La comparación de la astrología con la quiromancia no era sólo evidente para quienes la conocían, sino que también recibió atenciones y estudios completos, como el de Johannes de Indagine (1522), finalmente prohibida por la Inquisición. Existía, por esta vía, aún otra posibilidad más de uso para la quiromancia, y para la fisiognomía en general: la de escoger a personas destinadas a grandes cosas, o elegidos para una iniciación en el mundo religioso-esotérico. De esta forma, resultaba innegable que, por ejemplo, si la astrología bendecía o maldecía el nacimiento de un rey, una marca concreta en su piel no haría sino confirmarlo.
Tampoco estas fronteras acabaron de estar definidas en los siglos siguientes, y una vez más, con el auge de los círculos esotéricos europeos a partir del S.XVIII, es como se produjo su "recuperación", empero, con un nuevo problema: el atractivo de lo mágico y lo secreto daba puntos a favor a su faceta esotérica, esto es, el futuro y el espíritu, en un sentido más místico, trascendental, incluso transmigratorio... y de las influencias orientales interesaban más las partes que trataban influencias astrológicas o elementales que las ideas reflexológicas o medicinales. La fisiognomía, aunque tampoco acaba de encontrar su lugar, se distancia rápidamente de la quiromancia para, a pesar de permanecer entre las pseudociencias, no caer en el saco de las llamadas ciencias ocultas. Por otro lado, hay quienes no dudan en que si la fisionomía es única en cada individuo, también esto tendrá su muestra fisiognómica, con unas manos exclusivas. El peso de estas afirmaciones cae ante preguntas acerca de la posible comprobación de estas coincidencias en las situaciones de desastres naturales o guerras, donde, de alguna forma, todos los afectados deberían mostrar algún signo similar para poder corroborarse. No obstante, pudieron encontrarse grandes grupos que pretendían, sin desvincularse ni de lo uno ni de lo otro, defender la quiromancia como arte frente a la charlatanería, como ocurrió con la obra de D'Arpentigny (1983) o la creación de la London Chirological Society (1889). Las defensas de las sociedades pasan por considerar que el destino no es inmutable, del mismo modo que nuestra morfología se ve alterada con el crecimiento, la alimentación, o las enfermedades. Esto se traduciría en que los cambios en lo supuestamente predicho o predestinado con anterioridad, se deberían a una modificación del destino llevada a cabo por la persona mediante sus decisiones, las cuales se manifestarían en sus rasgos y líneas de lectura mántica, pudiendo volver a realiza una lectura nueva: esto conlleva, implícitamente, que en lo relativo a la persona se pueda deducir su pasado, pues habría quedado grabado en su piel; sin embargo, por esa regla de tres, sólo permitiría predecir un futuro cercano.
- Quiromancia Oriental: India y China.
Este desarrollo también tuvo lugar, aunque de otra manera, en Oriente, donde a pesar de la popularidad y continuidad de técnicas de medicina tradicional, las facetas adivinatorias de cualquier tipo quedan relegadas a quienes a ellas se dedican. En India, la quiromancia, muy vinculada a la astrología, tiene un carácter determinista y busca un destino inamovible. En lo referente a cuestiones de fisiognomía, aparecen unas cuantas de éstas en el texto religioso Bhavishia-purana, entre una larga serie de ritos y predicciones, obra datada en el S.V a.n.e. , así como en la tradición védica Hastasāmudrikam. También hay una obra de quiromancia atribuida a un sabio legendario de nombre Valmiki, perteneciente al S.III a.n.e. como muy tarde. La lectura de manos tenía dos vías, una que distinguía el género, donde la mujer tenía su destino en la izquierda y el varón en la derecha, y otra que daba la lectura en la mano dominante, puesto que es la que mayor "intelecto e iniciativa" demuestra, dejando la izquierda para hábitos pasados y cosas superadas. Puesto que ya tiene toda una tradición médica asociada a ciertos dedos y zonas de la mano, las lecturas se centran en las cinco líneas más marcadas de la palma, lo cual comparte con la quiromancia occidental.
Salvo esto, no hay mucho mayor misterio, ya que, como se ha dicho antes, este conocimiento tuvo difusión a través de Grecia y así alcanzó a Europa. A pesar de todo, sufrió bastantes alteraciones por el camino, junto con su pérdida medicinal. Por ejemplo, parece que la vinculación izquierda-derecha de las lecturas de manos según la mano dominante, abandonó por el camino las ideas que no compartía, como la lectura de la existencia de vidas pasadas o cuestiones kármicas, o las influencias de los chakras, siendo las manos puertas para su expresión.
Respecto a la quiromancia China, de sus inicios se conocen tratados en el S.III a.n.e., y se asocia a los trigramas y hexagramas del I-Ching, cada uno de los cuales se encuentra asociado con una zona del cuerpo, de la mano y los elementos. Con ello implicaba relaciones espirituales y universales, muy cercanos a otras técnicas de corte medicinal como la acupuntura. Y mientras que cada zona es examinada por separado en la práctica medicinal, existe para la quiromancia un sistema generalizador que divide las manos en ocho zonas (a veces once, según la tradición que se siga) de influencia o palacios, cada una determinante de un entorno distinto: suerte, amor, trabajo, personalidad, belleza, familia, éxitos, etc., y es en esas zonas donde se centran las observaciones más meticulosas.
- Actualidad
Sin necesidad de mucho tiempo, los métodos, de supuestos orígenes comunes, variaron por completo. La lectura de manos hoy día presta atención a unas partes y la quiromancia occidental a otras - por ejemplo, en Oriente, sobre todo en la cultura hindú, se analiza cada parte por separado, y se tienen muy en cuenta las texturas, los montes, las depresiones... ¡hasta las huellas dactilares!; y en Occidente, incluso el profano en la materia conoce las ideas acerca de la "mayor" importancia de las líneas de la mano, o la longitud de los dedos, las uñas, etc. - combinándose las dos versiones exclusivamente en los casos más modernos y doctos: es decir, en recopilaciones y volúmenes de los que llega verdaderamente poco a pie de calle.
Es necesario advertir que, llegados este punto, hay incluso técnicas y prácticas novedosas, como la quiromancia rúnica, que vincula los dedos a divinidades y busca símbolos rúnicos en las líneas de las palmas, incluso el árbol Yggdrassil; también aquella que vincula la astrología y la quiromancia mediante el uso auxiliar del Tarot; la quiromancia que considera que la palma de la mano es la parte visible del cerebro, donde poder localizar tanto enfermedades como sentimientos y pensamientos, así como predecir, no ya el futuro, sino cómo se reaccionará llegado el momento.
Y advertir igualmente, como se verá en posteriores artículos, que mucha de la "cultura general" del palmista en sus adivinaciones, son las deducciones de las que hablamos al principio: una mano rasposa es de alguien que realiza trabajos manuales, los dedos finos de quien escribe al ordenador o toca un instrumento musical... Muchos de los charlatanes que desprestigian creencias de este tipo se dedican a preguntar y otear las reacciones de las personas, extrayendo información de esta manera, que se aleja tanto de la deducción fisiognómica, como de cualquier otra tradición.
Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía: -Caro Baroja, J. Historia de la fisiognómica. El rostro y el
carácter. Ediciones Istmo, Madrid, 1988-Claus. J.P. Diamond. S. Mills. Ma. A. ; South Asian
folklore. An Encyclopedia. Routledge, NY, 2003-Fadh. T. La divination árabe. Études religieuses,
sociologiques et folkloriques sur le milieu natif de l'Islam. E.J. Brill, Leiden,
1966-Lawrence-Mathers, A., Escobar Vargas, C. Magic and Medieval
Society. Routledge, London & NY, 2014.-Servier J.(ed.) Diccionario
crítico del esoterismo. Akal, 2006
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