El Sello de Salomón
El Rey Salomón es una figura bíblica reconocida incluso para el profano en la materia. Bien conocida es la "decisión salomónica" al proponer partir a un niño en dos cuando dos mujeres peleaban por declararlo hijo suyo, consiguiendo así que la madre auténtica prefiriera que su hijo viviera con otra a que muriera, mientras que la falsa madre no mostraba ese mismo amor. Dice el texto bíblico en 1 Reyes 3:9-12 que a Salomón se le ofreció un regalo divino, y que escogió la sabiduría, la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. Y si bien esto puede parecer una decisión sabia ya de por sí, Salomón no es precisamente una figura ejemplar. Sin ir más lejos, en 1 Reyes 11, se cuenta que Salomón desvió su fe hebrea, adorando a los dioses Astarté, Quemós, Milcom y Moloc, así como era frecuente su entrega a placeres mundanos. Por último, su figura se trastoca en las tradiciones mediante su ansia de conocimiento, que le llevaba a conocer artes esotéricas y no ortodoxas, pactar con demonios y controlarlos, esto último, a través de un anillo con un sello divino, el llamado actualmente Sello de Salomón.
De este anillo-sello tenemos referencias en el Talmud, y también en la tradición haggádica, donde Salomón impone un sello en la lengua de Jeremías para exorcizarlo. En las Antigüedades judías (8.42-49), de Flavio Josefo, el judío Eleazar libera a unos endemoniados con un anillo y una raíz cuyo uso y conocimientos se atribuyen al mítico rey, ante la mirada de Vespasiano. En los Papiros mágicos griegos (PGM) se hace referencia a talismanes que sirven para exorcismos o contacto con los espíritus, y que tienen que ver con Salomón. Por lo tanto queda patente que la idea del sello de Salomón era no sólo recurrente, sino también ampliamente reconocida como herramienta mágica.
Podemos pensar que toda esta leyenda tendría un origen, una base que luego se habría difundido. Esa base parece ser un texto apócrifo del Antiguo Testamento, llamado Testamento de Salomón (S. III-IV). Fue escrito en griego y posteriormente transmitido en arameo y siríaco. La historia es la siguiente: un capataz del templo empieza a ser torturado y enfermado por el demonio Ornías, y pide ayuda a Salomón, quien a su vez pide ayuda a Dios. Entonces baja del cielo el arcángel San Miguel, quien le hace entrega de un anillo con un sello tallado, con que tendrá sujetos "a todos los demonios, masculinos y femeninos". El anillo debía ser arrojado al pecho del demonio, clamando que era Salomón quien le llamaba, y una vez conjurado, el espíritu se vería obligado a revelar todo lo que se le preguntara. El resto del texto es, pues, un listado de demonios indicando cada uno su signo astrológico, sobre qué tienen poder, las formas que adoptan y el ángel que los anula.
De más o menos la misma época data una obra considerada menor llamada Hygromanteia. En la misma parece Salomón enseñando a su hijo Roboán toda clase de artes mágicas, en especial las invocación y control de espíritus, con la novedad de que en este caso no se habla solamente de demonios, sino también de ángeles y dioses griegos, vinculados con los planetas, así como también se enumeran sus distintas habilidades y sus mejores horas y días de influencia, minerales, plantas… El nombre de Hygromanteia le viene dado porque en una parte del texto se enseña la lecanomancia, adivinación mediante los espíritus o respuestas que se muestran en el agua.
En la actualidad hay muchas variantes de este sello, pero es que desde la antigüedad hubo mucha disputa acerca de su apariencia. Por desgracia hemos perdido parte de estas referencias a causa de las recopilaciones y revisiones bizantinas, que eliminaron o añadieron aquello que consideraban oportuno. Aún así siguen siendo grandes fuentes de ideas de la antigüedad. En unos manuscritos del Monte Atos (en Grecia) y en otros de la Biblioteca nacional de París, ambos del S.XV, se decía que eran 5 letras alfa mayúsculas entrelazadas haciendo un círculo, es decir, formando lo que hoy llamaríamos pentáculo o pentagrama.
Encontramos también descripciones en la literatura árabe, propensa a la aparición de anillos mágicos y djinns o genios. Aunque podríamos poner de ejemplo Aladino y la lámpara maravillos, donde también aparecen anillos que deben frotarse para invocar al genio que tiene vinculado, tenemos la historia del pescador, que encuentra una botella sellada con el símbolo del anillo de Salomón (Suleiman) con un genio dentro de dicho anillo; se dice que era de hierro y latón, con el nombre de Dios en él. A los árabes se atribuye comúnmente el cambio de la estrella de 5 puntas a la de 6, es decir, a la estrella judía o de David, tal vez como un identificador de los orígenes hebreos del rey.
Aunque no puede negarse la importancia de los textos árabes en la expansión de la magia en mundo occidental, lo cierto es que la estrella de seis puntas tenía ya en sí misma un valor talismánico, que puede verse dibujada o grabada en edificios de las tres grandes religiones, sin necesidad de hacer referencia alguna al judaísmo en sí (por ejemplo, hay estrellas de seis puntas en muchas decoraciones de mezquitas, o en las fachadas de las catedrales). Muchos textos mágicos y esotéricos utilizan la estrella de seis puntas entrelazando dos triángulos que representan los opuestos en equilibrio. Fue en el renacimiento italiano cuando el pentagrama pasó a estar más presente como símbolo mágico, probablemente por su relación con la imagen del hombre y los cuatro/cinco elementos. Empero, los alquimistas continuaron utilizando la estrella de seis puntas porque simbolizaba, según los signos alquímicos, la unión del agua y el fuego.
La relación de las estrellas con el pueblo judío en la mentalidad general parece un producto medieval, expandido después cuando en centroeuropa, concretamente en Praga, en el S.XIV, a las comunidades judías les fueron otorgadas distintas banderas con estrellas de seis o de cinco puntas, de colores dorados. Pero por desgracia no fue hasta la Segunda Guerra Mundial que la estrella de 6 puntas se convirtió en símbolo por excelencia del pueblo judío, un símbolo posteriormente santificado.
Por otra parte, tenemos los manuscritos en los que no se da tanta importancia al símbolo como a la fórmula mágica. Estas voces magicae son prácticamente herederas de la magia grecoegipcia, pues comparten el mismo sistema de unión de palabras confusas y de palabras mágicas e invocaciones de difícil pronunciación. Por ejemplo, en un manuscrito que se conserva en el British Museum, se dice que el anillo contenía la inscripción kothrsbionkaoaoeligoissgoaaesrour. En otro manuscrito de la universidad de Bolonia, el texto dice: Del gran rey Salomón: Ithlthi, 40.000, Señor Dios nuestro: león, sabaot, aiaó, bioniká, oaleoí; ioasé, sugeó; aaié; ae; niufiune, iaeso.
Existen varias historias acerca del anillo de Salomón. La tradición árabe tiene varios cuentos al respecto, uno atribuye la primera posesión del anillo a Adán; otro, su descubrimiento por el arcángel Gabriel en el estómago de un pez. En el propio texto Coránico se nos cuenta que David había mostrado a su hijo Salomón cómo dominar los vientos y las tormentas, cómo mandar sobre los genios y el lenguaje de los pájaros (en las Azoras XXI, 81-82, XXVII, 17, XXXIV, 11, y XXXVIII, 35- 37).
La literatura rabínica utilizará a Salomón como el receptor de lecciones religiosas, éticas, morales, etc por parte de los demonios o genios con los que habla, pero también es responsable de la transmisión de leyendas en relación a su anillo, como la sustitución del rey por el demonio Asmodeo, quien además tira su anillo al mar, con la consecuente búsqueda y recuperación del trono, desarrollando una historia de aventuras en torno al rey (Gittin 68b).
En los grimorios medievales y renacentistas encontramos la mención del rey Salomón siempre que es requerida una figura importante en la autoría o el origen de tal o cual conjuro. En el Liber Iuratus o Grimorio del Papa Honorio, datado del S. XIV, encontramos el Sigillum Dei, del cual se habló y se sigue hablando como si fuera el que estaba grabado en el anillo, al tratarse de un sello divino del cual se dice que sirve para "convertirse en Dios" y por lo tanto poder mandar sobre todos los espíritus angélicos y demoníacos. Si seguimos el manuscrito Sloane 3853, vemos que als letras que aparecen por todo el sello son:
h, t, o, e, x, o, r, a, b, a, s, l, a, y, q, c, i, y, s, t, a, l, g, a, a, o, n, o, s, v, l, a, r, y, c, e, k, s, p, f, y, o, m, e, n, e, a, u, a, r, e, l, a, t, e, d, a, t, o, n, o, n, a, o, y, l, e, p, o, t, m, a,
Son las letras esotéricas del Shemhamphorasch, o nombre verdadero de Dios, que como ya hemos dicho, es la clave del poder de este signo. Igualmente aparece dividido el nombre Elohim y nombres de ángeles y arcángeles.
En los escritos renacentistas, como los de Pietro d'Abano, encontramos que los sellos mágicos asociados a Salomón cumplen lo que venimos viendo hasta este punto: un símbolo reconociblemente hebreo (la estrella de David) y los círculos habituales en los pantáculos mágicos.
La Llave de Salomón, cuyo grimorio original seguramente date de finales del S.XVI, fue traducido al italiano por el matemático y humanista Abraham Colorni, desde una obra hebrea denominada Maphteaḥ Shelomoh; a pesar de haberse visto ejemplos anteriores en el tiempo, el modelo de este grimorio se parece más a las listas de demonología y talismanes de la época bizantina.
Este sello está tomado del Manuscrito Lansdowe 1202, del que tomaría Mathers su modelo para la edición posterior de la Pequeña Llave de Salomón o Clavículas de Salomón para sus órdenes esotéricas. En las Clavículas de Salomón (S.XVIII) se le atribuyen los sellos que aparecen, siendo solamente algunos de ellos renombrados como "de Salomón", y que no se parece en absolutamente nada a los sellos del anillo que venimos mencionando. No obstante, pueden verse influencias del pensamiento árabe y judío en lo que se refiere a la creación de dichos talismanes, tanto por los cuadrados mágicos como por el uso de letras hebreas, así como signos de poder, entre otros detalles. Dejamos aquí otro ejemplo de sello llamado "de Salomón".
Posteriormente todos los sellos demoníacos recogidos en la Goetia, reorganizada por S.L. Mathers y A. Crowley, serán atribuidos a una tradición salomónica de control de los demonios. Sin embargo, el sello principal para el desarrollo de la Goetia tampoco tendrá ninguna estrella de seis o cinco puntas.
En la actualidad el Sello de Salomón es confundido con el Tetragrámmaton. El Tetragrámmaton ("cuatro letras" en griego), son las cuatro letras hebreas del nombre de Dios, es decir, יהוה - YHVH. Como amuleto, las cuatro letras evocaban el poder divino, pero hoy día es más conocido como la representación de una estrella de 5 puntas, en cuyos cuatro ángulos exteriores se dibujan dichas letras, si bien en algunos casos directamente se divide la palabra tetragrammaton en cuatro o cinco partes para rodear la estrella, así como se acompaña de otros símbolos astrológicos o cabalísticos, incluyendo las propias letras hebreas. La unión del concepto hebreo con la estrella ha hecho que para muchos esoteristas éste sea el "sello de Salomón" más completo. Sin embargo, este amuleto tan popular no tienen tanta antigüedad, es en realidad una creación de Eliphas Levi, el ocultista francés del S.XIX, y autor de Dogma y Ritual de Alta Magia, una de las obras clave del ocultismo actual, y su tetragrammaton tiene una complejidad mucho mayor que simplemente un nombre y un propietario bíblico.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
- Díez Macho, Al. Apócrifos del Antiguo Testamento. Ediciones Cristiandad, 1982
- Tondriau, J. Diccionario de las ciencias ocultas, La tabla esmeralda, EDAF, 1985.
- Torijano Morales, P. Solomon the Esoteric King. From King to Magus, Development of a Tradition. Ed. Brill, 2021
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