Hechizos de la diosa Isis como protectora de mujeres y niños.

03.10.2024

Isis es una de las diosas más conocidas de la religión y la mitología egipcias. No sólo es la representación de lo femenino, de la reina, de la madre, sino que también cobra un gran protagonismo como la artífice, junto con Anubis, de la resurrección de su hermano y esposo Osiris, así como de engendrar de su cuerpo muerto a su hijo Horus. Es por lo tanto también una diosa relacionada con la vida. Y por supuesto, con la magia. En Egipto, la diosa Heka, como vimos en los artículos de magia egipcia, era la personificación de una potencia cósmica, de una potencia creadora de los inicios. La propia escritura de la palabra hekay o hekau se encuentra en muchas figuras y objetos con el fin de convertirlos en mágicos. Sin embargo, como divinidad primordial, Heka resulta abstracta fuera de los círculos sacerdotales más estrictos. De este modo, Isis, como esposa de Osiris - y por tanto como reina -, como madre de Horus-Ra, y divinidad principal de prácticamente todos los panteones egipcios, acaba ocupando el lugar de diosa de la magia.

El mito más conocido acerca de sus hechizos es aquél en el que ella misma crea una serpiente, la cual muerde al dios Ra; Ra, que es padre de todas las criaturas, no conoce el verdadero nombre de esta serpiente, ya que no la ha creado él, y acaba cediendo por el dolor a la petición de Isis, quien le cura a cambio de conocer el verdadero nombre Ra, convirtiéndose, por tanto, en una diosa a su mismo nivel. Y es que la palabra en el mundo antiguo era la clave de la magia: escrita o hablada, controlaba aquello que se estaba mencionando, en especial, cuando se conoce su "nombre verdadero", como ocurre en el mito. De ahí que en la magia egipcia encontremos que existen varios nombres para definir ciertas cosas o personas o dioses, ya que tienen nombres genéricos, y nombres de poder.

Mencionar a Isis o utilizar un amuleto o imagen de la diosa se convertía ya en un acto mágico, ya que con ella se evocaban los episodios en los que había salido victoriosa. Por ejemplo, contra las picaduras de escorpión, porque Thoth la ayudó a curar a su hijo, y ella posteriormente salvó al hijo de otra mujer:

<< ¡Ven, Tefen, aparece en el suelo y márchate de aquí, no te acerques!

Ven, veneno de Befen, aparece en el suelo. Yo soy Isis, la diosa,

la señora de las palabras de poder, que hace acciones mágicas,

las palabras de cuya voz son encantamientos (...)

¡El niño vive, el veneno muere!

Así como vive el sol, así muere el veneno>>

Tenemos otro ejemplo de expulsión de espíritus y enfermedades con el auxilio de Isis:

<<Lo que sea que él sufra en su cuerpo, el tormento será enviado desde él a esta estatuilla de Isis, hasta que sane por completo>>

Y en el llamado Amuleto de la Hebilla o Nudo de Isis queda patente que ella es una diosa predilecta para la magia:

<<Que la sangre de Isis, los poderes de Isis, y las palabras de poder de Isis tengan efecto para proteger a este poderoso>>

Sin duda la influencia de Isis en Grecia y Roma tuvo tan rápida expansión no solamente por su exotismo, sino por su carácter mágico y mistérico. En los misterios de Isis, además de iniciaciones, la magia estaba presente como una capacidad de la diosa para obrar prodigios: véase, sin ir más lejos, la obra de Apuleyo, donde el protagonista es liberado de su maldición de aspecto de asno al participar en una procesión de la diosa. La representación romana de Isis lleva además un sistro, instrumento musical que era considerado una herramienta para alejar espíritus. Pero en el mundo egipcio, Isis es una diosa tan poderosa como inalcanzable para los humanos.

Para comprender el papel de Isis como maga dentro del mundo egipcio, debe entenderse su posición religiosa, de poder, como reina de los dioses, patrona de la momificación - al hacer Thoth y Anubis la primera momificación con su esposo - y como "madre" para los egipcios, en especial para los faraones, dioses vivientes. Véase el Texto de los Sarcófagos 334, donde el difunto comienza diciendo: <<Soy un toro bravo, mi madre Isis me concibió…>>,

o el texto 33, donde son los dioses los que dicen: <<Miradlo, dioses, el espíritu divino a quien Osiris ha convertido en su hijo, a quien Isis ha convertido en su niño>>

Sus sacerdotes y sacerdotisas tenían un lugar destacado en los cultos a la Enéada egipcia y en las ciudades donde era diosa titular. Entre las múltiples misiones cultuales del sacerdocio, se encontraban también actividades de corte mágico y esotérico, como podía ser la interpretación de los sueños y las predicciones en general, así como la curación, mediante amuletos y recitaciones, de ciertas enfermedades, y sobre todo la salud femenina, en especial en lo relacionado con la fertilidad y los partos. Sus sacerdotes eran en su mayoría, por tanto, médicos y matronas.


Isis como protectora de los partos

Entre las técnicas de los sacerdotes y sacerdotisas encontramos por ejemplo identificar el embarazo de una mujer y el sexo de su futuro bebé, lo cual se hacía a través de la orina y de semillas de cebada y trigo farro que debían brotar si había embarazo. Según las semillas que crecieran, el sexo del bebé sería masculino (cebada) o femenino (trigo). Ha sorprendido descubrir recientemente que se trata de una cuestión hormonal y que los pronósticos de embarazo serían bastante acertados, mientras que los de sexo se deberían más a cuestiones de estadística.

Los embarazos eran protegidos mediante plegarias a la diosa Hathor, diosa del amor, a Tueris, la diosa hipopótamo, y a Isis, quien había recibido los hechizos mágicos protectores de Atum, para evitar que Seth la dañara a ella o a su hijo Horus.

<< - Oh - dice Atum-Re - guarda tu corazón, mujer. ¿Cómo sabes que es el dios, señor y heredero de la Enéada, quien te dio el huevo?

-Yo soy Isis, la más pura y estimada de los dioses. El dios en mi vientre es mío; es la semilla de Osiris.

-Oh, mi señora - contesta Atum - embarazada y escondida. Darás a luz, embarazada como estás de la semilla de Osiris para los dioses. Que el oponente que mató a su padre no alcance ni rompa el huevo que llevas. El Grande en Magia lo protegerá de él.

Entonces dijo Isis - Oíd esto, dioses, lo que Atum-Re, Señor de la Mansión de las Imágenes. Ha encomendado protección para mí y para mi hijo en mi vientre. Ha tejido entretejido un séquito (...) entorno a este halcón en mi vientre>> Texto de los Sarcófagos 148.

Tenemos ejemplos en la literatura de que se tomaban medidas protectoras mágicas desde el conocimiento del embarazo. Estas protecciones no sólo implicaban ciertos rituales, también cosas más cotidianas y sencillas, como llevar amuletos colgados durante todo el tiempo de embarazo. En el texto de Setne II, cuando su mujer Mehusekhe le anuncia estar embarazada, es él mismo quien le pone al cuello un amuleto y recita con ello un hechizo. Pese a que los amuletos más frecuentes son de los dioses Bes y Taewret, hay evidencia de que diosas como Isis, Hathor, Bastet o Sekhmet eran igualmente de uso común. Además, estas mismas diosas aparecen también reflejadas en los textos funerarios de las tumbas, porque ayudan al "re-nacimiento" del difunto.

En cuanto al momento de parto, se recordaba el nacimiento de Horus, y se "convertía" a la parturienta en la diosa Isis: de esta manera, mediante la magia de transfiguración, la mujer saldría victoriosa y sana del parto, e igual el bebé, tal y como había ocurrido en el tiempo sagrado. Puesto que la mortandad de mujeres de parto y de niños pequeños era bastante alta en la antigüedad, toda precaución era poca. Se han encontrado en las casas familiares estatuillas de terracota de diosas o simplemente mujeres con la cabeza y el cabello teñidos de azul - una característica divina - o con orejas y cuernos de vaca, así como otros atributos de las divinidades. Arqueólogos y antropólogos consideran la posibilidad de que las mismas fueran representaciones de la madre como diosa, para protegerla a ella y a sus descendientes, es decir, una vez más, magia de transfiguración.

Para acelerar el parto, se recreaba el momento del parto de Isis. El médico o la matrona recitaban el nacimiento de Horus, invocando a los dioses como si la parturienta humana fuera la diosa, para que ellos acudieran en su auxilio.

<< "Oh, Re y Atón, oh dioses del cielo, de la tierra de Amente y concilio divino que juzga esta tierra entera, (....) ¡venid! Isis está sufriendo dolores de parto, estaba embarazada pero se ya se han cumplido los meses, para su hijo Horus, protector de su padre" (continúan enumerando el caos, tormentas, inundaciones y otras desgracias que podría suceder mientras la diosa está ocupada dando a luz, paralizada...) ¡No soy yo quien habla, es Isis, ella os lo repite! Cuidad a esta mujer que da a luz, xxxxx, hija de xxxx, de la misma forma >>  

Hechizo 34 del Papiro Leiden I 348 f


El nudo Tyet y otros nudos mágicos

Tal y como vimos en el artículo de Talismanes egipcios, el Tyet representa un nudo rojo, y es llamado también "Nudo de Isis". Si bien en sus inicios se ha asociado a los genitales de la diosa, actualmente algunos estudios apuntan que se trataría de un vendaje especial que llevarían las mujeres durante la menstruación, representada por el color rojo. También se ha comparado su forma con la de la cruz ansada ankh, intentando buscar una relación con el símbolo de la vida.

Aunque los primeros vestigios de este símbolo pertenecen a la Primera dinastía (Siglo XXXIV a XXX antes de nuestra era), parece que la evolución del mismo hacia un amuleto fue posterior; la relación con Isis se afianzaba según la mitología y la religión dotaban a la diosa de poderes mágicos y sanadores.

La magia con nudos no es algo novedoso en el mundo antiguo, e igualmente hay quienes han querido, sin mucho éxito, vincular el Tyet con textos en los que se "anuda" el vientre de Isis para proteger su embarazo. Por ejemplo, en el conjuro que aparece en el Texto de los Sacrófagos 148 - destinado a tomar la forma de halcón de Horus -, la diosa Isis recuerda que el dios Atum "anudó" un cortejo divino para su hijo…

<< (Atum-Re encomendó protección para mí y para mi hijo en mi vientre. Él ha anudado entorno a mi hijo, herederos de Osiris, un séquito (...) Me ha sido dada protección por Atum-Re, Señor de los dioses, para el halcón que llevo en mi vientre.>>

Y partiendo de esta premisa de nudos, encontraremos muchos textos funerarios donde se anuda un lugar o persona, o incluso se hace referencia al vendaje de la momificación como nudos, como una forma de protección mágica. Concretamente en relación al parto, se introducían nudos de lana en la vagina de la embarazada, para "cerrar" el flujo hasta que llegara el momento del parto. En otras palabras, los egipcios eran conscientes no sólo de la ausencia de flujo menstrual, sino también de posibles hemorragias, y el "romper aguas" como indicativos del momento del parto. Cualquier líquido fuera de estos momentos era mala señal, aborto, y por eso, se "anudaba" la salida, como si de un saco u odre se tratara. Los dioses invocados para estos trabajos en particular son Tait, diosa de la lana, y Anubis, como puede comprobarse en los ejemplos encontrados en el London Medical Papyrus, comparando la sangre con las inundaciones del Nilo:

<<La Inundación ha puesto un pie en la tierra de Tait, ¡arroja lo que hay en ti! - Estas palabras deben decirse tras atar dos nudos en una cuerda del borde de la tela, y ponerlo en la entrada dentro de su vagina, para protegerla de lo que actúe contra ella.>>

<< Para prevenir la hemorragia. Anubis ha venido a mantener a raya la Inundación para que no ensucie lo que es puro, la tierra de Tait. Teme lo que hay en ella. - Este hechizo debe decirse sobre los hilos del borde de una tela con un nudo hecho en ella. Para aplicar en el interior de la vagina. >>

Cuando el momento del nacimiento se acercaba, por el contrario, todos los nudos posibles debían deshacerse, incluyendo los nudos existentes en la ropa, el cabello u otros utensilios del hogar.

Isis, conocedora de todos los nombres

Ya hemos mencionado al principio de este artículo que la diosa Isis se volvió la hechicera más poderosa entre los dioses gracias a su engaño a Ra, quien acabó revelándole su auténtico nombre. Pues bien, la diosa también tenía la capacidad de conocer los nombres de los bebés que van a nacer, por ello, cuando un parto duraba mucho o cuando pasaba más tiempo de los nueve meses, se utilizaba a la diosa Isis para que "invocara" por su verdadero nombre a los niños y de este modo los ayudase a nacer.

En el Papiro Westcar (220), Isis invoca a los niños en el vientre de la mujer para que salgan a la luz. Para ello, una vez más, se utiliza la magia simpática, rememorando un episodio en el que la diosa ayudó a dar a luz a trillizos a Rudjedet, esposa de un sacerdote, que había engendrado a los bebés del mismísimo Ra. Para que nacieran, la diosa Isis los llamó por sus nombres propios:

<<Al primero le dijo: ¡No seas tan poderoso en el vientre de tu madre, tú cuyo nombre es Poderoso!. Al segundo le dijo: ¡No pisotear el vientre de tu madre, tú, cuyo nombre es Pisada de Re! Al tercero le dijo: ¡No estés a oscuras en el vientre de tu madre, tú, cuyo nombre es Oscuro! >>

Del mismo modo, adoptando la posición mágica de Isis, parturientas y matronas llamarían al bebé por sus nombres y le invitarían a salir del útero. Hay constancia además del uso de amuletos que representaban genéricamente a los bebés, o amuletos homeopáticos sobre los que se conjuraba "la salida", y que las personas implicadas llevarían en su mano derecha. Siguiendo antiguos textos de medicina, parece que la piedra hematites era también un amuleto frecuente al cuello o en la mano, pues se creía que controlaba los flujos sanguíneos.

Sekhmet, Hathor y Knhum también eran predilectos dioses auxiliares para la "apertura" del útero, y se los podía invocar junto a Isis o con hechizos por separado. Cabe destacar iconografías divinas como la del "Ladrillo de Abydos", donde si bien toda la imagen es "hathorica", es la diosa Isis la que está delante de la parturienta recibiendo en sus brazos al recién nacido. Estos ladrillos se utilizaban para apoyar los pies de la mujer que iba a dar a luz, como atestigua la iconografía el desgaste de la parte superior del mismo.

Para terminar, debemos destacar que una característica concreta de la diosa Isis puramente egipcia es que, a pesar de ser la diosa que más habla en los textos egipcios, ella nunca habla con mortales, siempre con dioses o, en su defecto, con hijos de dioses y representantes. De ahí la importancia en los momentos de conjurar en su nombre que tanto los niños como las madres, como las matronas o cualquier otra persona tengan en mente un momento mítico en el cual interpreten, como en una obra de teatro, un papel divino. No será hasta el período helenístico y romano que la diosa Isis será mucho más cercana y adoptará una posición todavía más mágica y variada.


Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Goudsouzian , C. E. Becoming Isis: Myth, Magic, Medicine, and Reproduction in Ancient Egypt. Universidad de Memphis, 2012.

-Markéta Svobodová - Sexual Passages in the Lives of Women in Ancient Egypt: Birth and Fertility of the Woman according to Ancient Egyptian Sources. Charles University in Prague, Department of Philosophy and Religious Studies, 2016.

-Tyldesley, J. Daughters of Isis. Penguin Books Limited, 1995


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