Ilm-al-Raml o Ciencia de las Arenas: Geomancia occidental
Ya mencionado brevemente en el artículo sobre Geomancia y Cleromancia, es el sistema geomántico por excelencia de Occidente - dejando de lado la cuestión geomántica del lejano oriente. Conocido a través de los
contactos con el mundo árabe durante la Edad Media, actualmente aún es usado en
algunas zonas de África. Sin embargo, la geomancia árabe se encuentra incluida
entre las prácticas del mundo occidental. Acaso por su relación con la astrología y la
idea de cielo y tierra espejados, gozó de la suficiente popularidad como para
no ser rechazada.
Sus inicios, persas o árabes - pues aún existe disputa - se dan por escrito en el S.XI, pero no es hasta el S.XII donde comienza a ser conocida y reconocida en Europa, y tendrá su máxima expansión y repercusión durante el Renacimiento. Muestras de geomancia tenemos en la propia literatura, en las Mil y una noches, en la historia de Aladino. El mago magrebí, enemigo del protagonista, es versado en la geomancia y se entera de que Aladino no murió, sino que tiene la lámpara en su poder, gracias a la geomancia que practica en una mesa llena de arena, la cual alisa para arrojar sobre ella granos macho y hembra, Madres e Hijas, formando figuras geománticas - Dato importante es el hecho de que pronuncia fórmulas para el buen desarrollo de su oráculo, práctica casi perdida a día de hoy entre los esoteristas y ocultistas. Empero, en los propios libros usados como grimorios incluyen alguna de estas fórmulas, donde no ha de extrañar que se mencione a Dios para que sea propicio y clemente en su manifestación, ya que el Dios de las tres grandes religiones es, según la tradición, también el que da a conocer esta práctica. La versión más popular, árabe, sobre su conocimiento y difusión, aunque existen decenas de ellas, es la que sigue. Es el profeta Idris quien, de mano del ángel Jibril (Gabriel), recibe este saber. Idris viajó a la India junto al maestro hindú Tumtum, perfeccionando la técnica durante años. Quien la extraería y reviviría sería un contemporáneo de Mahoma, Khalaf al-Barbari, el Mayor. Él estudió en la India y dejó en herencia un libro sobre la geomancia a su discípulo Nasr al-Din al-Barbari, el Joven, quien a su vez transmitió la tradición a las generaciones venideras, con Abu Sa'id al-Tarabulusi y su discípulo Abu Abd Allah Muhammad al-Zanati.
Idris se ha querido identificar con el profeta Daniel, con Enoc y con Hermes Trimegistos. En cualquier caso, se trata de justificaciones de que el sistema adivinatorio geomántico proviene de la divinidad.
Cada figura geomántica consiste en cuatro filas de uno o dos puntos, formando 16 combinaciones, cada una de las cuales tiene un significado concreto. Otro sistema era la realización de líneas de puntos aleatorios, que después se eliminaban por pares, quedando filas de uno o dos puntos que, dispuestos en cuatro filas, componen las figuras geománticas. Este tipo de prácticas continúan en África, donde reciben el nombre de Vudú fa y Sikidy, y algunas de ellas han viajado hasta América, sobre todo a través del comercio de esclavos de la Edad Moderna, alterándose levemente, como ocurre en el caso de los oráculos de la santería.
Si bien hay quienes practican la geomancia sin ningún tipo de planificación, utilizando cualquier objeto que muestre polaridad (las dos caras de una moneda, los números pares e impares de un dado, la portada y la contraportada de un libro, objetos de dos colores...) e interpretando las sucesiones de cuatro tiradas como un único oráculo, el método esotérico tradicional que aparece ya en el Renacimiento, y que continúa hoy día, basado supuestamente tanto en el método árabe como en escritos atribuidos a Pietro D'Abano y Cornelius Agrippa, y en ciertas representaciones heráldicas, es la habituación del terreno en un tablero, ya sea trazado en el propio suelo, cosido o pintado en una tela u otro soporte, de lo que se suele llamar Madres e Hijas.
En la actualidad, el diseño de un tablero geomántico o de su dibujo sobre la tierra, conocido como Casa, Escudo o Mapa, se compone de casas, que se denominan a su vez Hijas, Madres, Sobrinas, Testigos y Jueces, aunque estos nombres a veces cambian según la costumbre, por ejemplo, pudiendo las Sobrinas ser llamadas Resultantes . Este dibujo, o el propio soporte donde se realiza, recibe el nombre de Almadel, y según la cultura puede tener distintas formas, algunas de las cuales han sido expuestas en grimorios como Las Clavículas de Salomón del S.XVI, aunque se le supone heredero de tradiciones anteriores. Las más comunes son la cuadrada o circular, pero existen versiones estrelladas, pentagonales... Lo importante es que se encuentran enfocadas a una colocación basada en los puntos cardinales, que a su vez altera el lugar donde disponer los resultados en correspondencia con las Casas Celestes, como se verá más adelante.
Como ya se ha dicho, estas dieciséis figuras
geománticas ofrecen dieciséis combinaciones posibles de puntos dispuestos en
cuatro líneas, contados par o impar, que reciben
nombres diversos según las tradiciones que sigan; comúnmente se reúnen bajo las
advocaciones recogidas por los
ocultistas del S.XX, que a su vez prefieren las formas latinas por su más
sencilla comprensión para el mundo occidental. Puer, puella, acquisitio, albus,
populus, via, caput draconis, cauda draconis,
amissio, rubeus, fortuna maior, fortuna minor, carcer, acquisitio, laetitia y tristitia.
- El
desarrollo del oráculo.
En la adivinación geomántica han de obtenerse doce de las dieciséis figuras. Éstas pueden obtenerse mediante tiradas basadas en la polaridad par e impar, o en el trazado aleatorio de líneas de puntos, los cuales después se unen de dos en dos, y si sobran puntos, se tomará como impar, mientras que si no sobran, se tomará por par. De una de estas maneras se obtendrán las cuatro primeras figuras, llamadas Madres, que además se corresponden con los cuatro puntos cardinales. El resto de figuras se obtienen mediante la combinación de los puntos de éstas.
Cada Madre tiene una Hija, de modo que la Primera Hija obtiene su resultado de la combinación de los puntos superiores de cada una de las cuatro Madres,: si la suma de los puntos es par, resulta en dos puntos; si la suma es impar, resultará en impar y por tanto, en un solo punto. La Segunda Hija lo toma de la segunda fila de puntos de cada Madre, e igual transcurre la Tercera Hija con la tercera fila y la Cuarta con la última.
Tras esto se encuentran las Sobrinas o Resultantes, que son el resultado de la combinación de puntos iniciales de las Hijas y las Madres. La Primera Sobrina se forma de la fusión de los primeros puntos de la Primera y Segunda Madres. La Segunda Sobrina, de la Tercera y Cuarta Madres. La Tercera Sobrina, de la Primera y Segunda Hijas, y la Cuarta Sobrina de la Tercera y Cuarta Hijas.
En algunos casos, el mapa o escudo geomántico termina aquí. Pero hay otros cuadros en los que de las figuras de las Sobrinas se extraen los llamados Testigos o Sabidurías, siguiendo el mismo procedimiento, y de éstas a su vez el Juez, cerrando ya las posibilidades de fusión.
Doce figuras (Madres, Hijas, Sobrinas) encajarán en las Doce Casas Celestes
de la astrología tradicional, esto es, los doce fragmentos en los que se divide
el cielo para su estudio astrológico, teniendo cada casa relevancia en un
asunto concreto. La tradición más extendida expone que la Primera Madre debe ir
en la Décima Casa Celeste(X). La Casa X es la madre como seno familiar y como
cabeza del hogar, como gobierno, pero también indica temas relacionados con la
profesión o el trabajo, los estudios y la reputación. La Segunda Madre iría en la Primera Casa
Celeste (I), que hace referencia al consultante, que puede ser también
indirecto (es decir, si alguien pregunta en su lugar). La Tercera Madre se
sitúa en la Cuarta Casa (IV). La Casa IV refiere a la figura paterna en cuanto
a herencias y patrimonio, pero también como hogar. La Cuarta Madre se sitúa en
la Séptima Casa (VII), que habla de las relaciones, en especial amorosas, del
matrimonio, pero también de sociedades y amistades, así como advierte de
enemigos cercanos.
Las Hijas se dispondrían de la siguiente manera. La Primera Hija se correspondería con la Undécima Casa (XI), la casa de la amistad y las relaciones de estrecha confianza. La Segunda Hija iría en la Segunda Casa Celeste (II), que habla del dinero, de bienes y ganancias. La Tercera Hija se correspondería con la Quinta Casa (V). La Casa V habla de la diversión, de los juegos, de la infancia, de niños. La Cuarta Hija, que es la octava figura, va en la Octava Casa Celeste (VIII). La Casa VIII es lo nefando, el mal y la muerte, aunque debe tenerse en cuenta que puede haber ventajas como el fin de un problema o la recepción de una herencia.
Las Sobrinas o Resultantes se clasificarían en las cuatro Casas restantes. La Primera Sobrina, en la Duodécima Casa Celeste (XII), la última, que señala enemigos ocultos, mala suerte, encierros y encerronas, incluso maldiciones. La Segunda Sobrina iría en la Tercera Casa (III). La Casa III habla del entorno del que consulta, de su familia (hermanos) o vecinos, de sus trayectos, viajes, e incluso escritos personales. La Tercera Sobrina se situaría en la Sexta Casa (VI), que indica asuntos relacionados con las enfermedades y las desgracias, así como a "personajes" (personas o animales) de valor menor. Por último, la Cuarta Sobrina se correspondería con la Novena Casa (XI), referida al mundo espiritual y religioso, al arte y a la educación, el saber y los viajes largos.
Con esto se habrían aplicado a las Doce Casas Zodiacales las Doce figuras geománticas. Pero, para las tres figuras restantes (Testigos y Juez), en el caso de haber seguido este procedimiento, existen unas "Casas" aplicadas. La Casa Décimo tercera (XIII) hablaría del pasado y de la vida personal, privada. La Casa Décimo cuarta (XIV) se referiría al futuro y a la vida social, pública. La Casa Décimo quinta (XV), como colofón, pertenece al Juez y suele interpretarse como el conjunto, como la respuesta generalista a la consulta realizada. Existe en algunos círculos una Décimo sexta Casa (XVI), que resulta de la combinación de la Primera Madre con el Juez, pero no goza de mucha popularidad, ya que tampoco añade mucho valor a la interpretación oracular.
Otro punto que debe ser considerado, en conjunción con las Casas Celestes, es la benevolencia o malevolencia de las mismas. Aquellas que se encuentran en los puntos cardinales suelen tener un valor más determinante: La X, al norte; la IV, al sur; la VII, al este y la I al oeste. Norte y Este tienden a considerarse positivas, al contrario que Sur y Oeste. Además, debe tenerse en cuenta que los significados pueden interrelacionarse entre todas las figuras, ya que si la interpretación de la figura del norte o X Casa es negativa, ésta reflejaría en el resto, y un largo etcétera de interrelaciones, también a través de los triángulos y márgenes del tablero, considerados "el techo" de la casa geomántica. Asimismo, la interpretación depende también de si se realiza de noche o de día, igual que los astros cambian su posición e influencia. Aquí es donde un verdadero geomante experto sacaría a relucir todas sus capacidades y conocimientos astrológicos relacionados con los ascendentes, las horas, las fechas, la posición de los planetas, las estrellas fijas y las mutables, las exaltaciones, las regencias, las caídas, etc... Por desgracia, en la mayoría de los casos, la astrología ocupa este lugar de análisis complejo y destierra a la geomancia a cuestiones puntuales y de respuesta más sencilla.
-Las figuras geománticas: relaciones y vínculos.
Estas figuras tienen un significado intrínseco, resultado de su traducción literal, y una vinculación con un planeta concreto, un planeta regente. La fusión de este planeta con la Casa celeste arrojará más luz en los oráculos. A cada figura se le aplica un planeta, siendo la Caput Draconis y Cauda Draconis las dos que faltan por asignar, según algunos geomantes modernos, por pura facilidad de obtener respuestas mejores y más sencillas. Esta vinculación sigue por norma aquello que aparece en el IV libro de Filosofía Oculta, un compendio atribuido a Cornelius Agrippa, con textos atribuidos a Pietro D'Abano, Gerardo de Cremona y Georg Pictorius, aunque este libro en verdad se publicó décadas después de la muerte del supuesto autor.
Puer y Puella son Niño y Niña, y se identifican con Marte y Venus respectivamente. Rubeus, que significa el Rojo, se vincula también a Marte. Otras asociaciones no son tan explícitas, pero en algunas puede identificarse un patrón. Por ejemplo, Júpiter se asocia a lo positivo: Acquisitio, la adquisición o ganancia y Laetitia, la alegría o la felicidad, están bajo su influencia. Con el Sol o Helios ocurre lo mismo, es siempre positivo, por ello domina sobre Fortuna Minor y Fortuna Maior, las fortunas pequeña y grande. Para Saturno son las cosas negativas, como Carcer, la cárcel o prisión, y Tristitia, la tristeza. Los cambios están representados, cómo no, por la Luna, por lo que Via, el camino, y Populus, el pueblo o la gente, son sus figuras. Las tres restantes no muestran un sentido claro. Albus, blanco y Conjuctio, la unión, los rige Mercurio, y Amissio, la pérdida, la domina Venus.
Siguiendo con la idea de que el universo es como un espejo, también las figuras se "reflejan" al dar combinaciones de puntos invertidas. Por ello, serán figuras celestes Albus, Puella, Fortuna Mayor, Amissio, Tristitia y Caput Draconis. Las figuras invertidas serán terrestres: Rubeus, Puer, Fortuna Minor, Acquisitio, Laetitia y Cauda draconis.
En la misma línea de inversión, las figuras que parecen "apuntar hacia arriba" suelen tenerse por figuras móviles, de cambio, salientes, mientras que sus contrarias, las que "apuntan hacia abajo", simbolizan la estabilidad, entrantes. Sin embargo, al igual que en al caso anterior, hay figuras que no entrarían en esta clasificación, ya que su forma es equilibrada.
Las figuras también se encuentran asociadas a uno de los cuatro elementos de la naturaleza, según la corriente occidental. A Puella, Carcer y Conjunctio las rige la Tierra. Puer, Laetitia, Fortuna Maior y Fortuna Minor son regidas por el Fuego. Albus, Amissio y Tristitia las rige el elemento Aire. Populus, Rubeus, Via y Acquisitio son regidas por el Agua. Caput Draconis y Cauda Draconis acompañan a las figuras regidas por la Tierra y el Agua. Estos elementos fueron deducidos a su vez por la relación zodiacal de las figuras.
Al igual que se asignan en el Almadel o tablero lugares concretos, las Casas Celestes, también hay implicaciones Zodiacales de las propias figuras. Por norma, y en orden desde Aries, los signos del Zodíaco pueden influir de alguna manera en la casa Celeste que se corresponde a su posición. Así Aries afectaría a la Casa I, Tauro a la II, Géminis a la III... Excepto en los casos en los que se considera que debe alterarse este orden por encontrarnos en la Era de Piscis o Acuario. Sin embargo, las dieciséis figuras tienen signos regentes, que a su vez se relacionan directamente con su propio planeta asociado. Por una parte, los planetas se relacionan con los signos zodiacales que le pertenecen. L a luna cuenta como "planeta" porque así era tenida en la antigüedad, a pesar de su condición de satélite.
A las que rige el Sol, Fortuna Maior y Fortuna Minor, les influye Leo. A las que rige la Luna, Via y Populus, lo hará Cáncer. Acquisitio y Laetitia, Piscis y Sagitario, las rige Júpiter. Puella y Amissio, de Venus, se corresponden con Tauro y Libra. Carcer y Tristitia, Capricornio y Acuario, están bajo dominio de Saturno. A Conjunctio, Virgo, y Albus, Géminis, las rige Mercurio. Puer y Rubeus, regidos por Marte, se corresponden con Escorpio y Aries.
Una vez más, Caput Draconis y Cauda Draconis se encuentran por separado, de modo que tienen un signo zodiacal distinto cada una, siendo Capricornio para la Caput o Cabeza, y Escorpio para la Cauda o Cola, pudiendo enmarcarse en Saturno y Marte respectivamente, aunque suelen mantenerse aparte.
Sin embargo, si nos guiamos por su vinculación implícita, sus signos zodiacales serían los que siguen: Aries se correspondería con Acquisitio. Tauro tendría para sí Fortuna Maior y Fortuna Minor. Géminis, a Laetitia. Cáncer se correspondería con Puella y Rubeus, mientras que Leo sólo tendría a Albus. Virgo, con la figura Via; Libra, con la Caput Draconis. Escorpio tendría asociada Puer, mientras que Sagitario tendría consigo Amissio y Tristitia. La Cauda Draconis continuaría perteneciendo a Capricornio. Acuario tendría Populus y Piscis, Carcer.
A pesar de que éste sistema es considerado el más acertado, es cierto que existen tantas interpretaciones del uso geomántico como practicantes, que pueden relacionar los signos zodiacales, por ejemplo, con el elemento que los rige. Así, por ejemplo, Populus, Rubeus, Via y Acquisitio podrían corresponderse con los signos de agua.
Las figuras en sí mismas tienen un significado propio, tomado de su origen: si de dos figuras Madres consideradas positivas se obtiene una Hija positiva, incluso si su significado principal no es agraciado, se deberá tomar como una buena oportunidad y respuesta propicia. Pero en el caso de que se obtuviese una Hija mala de dos Madres malas, la respuesta no sería una negación rotunda, sino un replanteamiento, una pausa, una espera, guiándonos por el significado original. Cuando se produce una figura mixta, esto es, formada por la combinación de dos figuras, una considerada buena y otra considerada mala, la figura no debe tomarse por equilibrada ni por neutra, antes bien, retorna a su sentido original en solitario.
Se dice también que a veces las respuestas pueden tornarse ambiguas. Por ejemplo, en el caso de preguntar acerca de dinero, puede corresponder una figura positiva que puede dar una respuesta positiva, pero estando en la Casa VIII, que a su vez anuncia enfermedades, desgracias y muerte. Podría interpretarse como una herencia o una desgracia que atraerá dinero en consecuencia, como un juicio o un seguro. Si la respuesta, por el contrario, fuese negativa, pero hubiese caído en la Casa IV, relacionada con el patrimonio, podría indicar que el dinero no llegará de donde se espera.
En contraparte, también puede haber respuestas volteadas, en las cuales una figura positiva pueda volverse negativa. Acquisitio o Fortuna Maior o Minor pueden no tener efecto en las Casas XIII o XIV, que hablan del pasado o del futuro. En estos casos, se dice que la figura ha sufrido una mutación.
Acerca de la velocidad del acontecimiento que ha de venir, hay opiniones dispares. La mayoría consideran que en la propia narración extraída del Almadel el consultante podrá deducir las situaciones que deberán darse para la consecución de su objetivo, de modo que podrá prever cuándo va a suceder o cumplirse su expectativa. Existe un sistema, no muy extendido, en el cual los puntos totales de las figuras son contados, y sobre esa base, si se corresponde en mayor o menor medida con el número noventa y seis, que se considera la suma total de todos los puntos de las figuras geománticas, predicen la cercanía o lejanía del suceso.
Llegados a este punto, y una vez comprobada la necesidad de estudio profundo para realizar convenientemente esta práctica, podrá comprobarse que, en cualquier caso, con la excepción de ciertos círculos, la geomancia compleja está en completo desuso. En la actualidad muchos practicantes se basan más en la polaridad y en las claves numéricas, ignorando incluso a veces la parte astrológica y el propio tablero. Por otra parte, las propias figuras geománticas pueden cobrar sentido por sí mismas, como sellos o amuletos, de una manera cercana a la que son entendidas las runas, pero con una difusión muchísimo menor. La geomancia oriental, sin embargo, sí goza de cierta popularidad, pero también su parte astrológica queda nublada por la propia fascinación por su cultura.
Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
Flores Arroyuelo, F.J. Diccionario de
supersticiones y creencias populares, Alianza Editorial, 2000, Madrid
Genta, N. Geomancia. Editorial Kier, 1980,
Buenos Aires.Servier, J. (dir.) Diccionario crítico de
esoterismo, Akal, 2006, Madrid.
Skinner, S. Geomancy in Theory and Practice: The Most Complete History of Western Divinatory Geomancy in English. Golden Hoard Press, 2011
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