Jōmon Dogu: magia y muñecas prehistóricas japonesas

18.09.2024

Dogu (土偶) significa literalmente "figura de tierra", ya que se trata de muñecos de apariencia humana o animal realizadas en arcilla cocida, producidas en el período Jōmon de la prehistoria de Japón. La palabra Jōmon tiene relación con "cuerda", ya que así es como se define la decoración de la cerámica que caracteriza esta época, y a la cultura que la realizaba. De la cultura Jōmon se sabe que tenían creencias animistas en relación con la naturaleza, y los lugares donde se han encontrado las dogu hacen suponer que éstas tuvieron utilidades mágicas y rituales concretas.

El lugar donde más muñecas dogu se han encontrado ha sido en Hokkaido, Tohoku, Kanto y Chubu. Igualmente en Aomori y en Niigata. Pero su distribución fue por todo el actual territorio nipón y sus islas, pues también se han hallado en gran número a lo largo de Kanagawa y hasta en Kyushu. Están realizadas de arcilla horneada y algunas estaban pintadas, normalmente con pigmentos rojizos, e incluso lacadas. Otras parecen haber sido hechas totalmente planas y sin adornos a propósito. Su decoración es siempre plástica, geométrica, con patrones e incisiones. Las hay de pequeño tamaño, pero también más grandes. La llamada dogu de Hokkaido mide 42 cm. Hay dogu que tienen rostros geométricos, ya sea triangulares u ovalados, sin cara, y otros que tienen características animales, como caras de felinos o garras en lugar de manos. También hay unas pocas cerámicas directamente con forma animal. Las decoraciones de los cuerpos hacen pensar que las más antropomorfas llevan joyas o ropas representadas, como la shakōkidogū, una figura que parece llevar gafas de inuit para protegerse de la luz en la nieve.

Dogu con gafas de inuit
Dogu con gafas de inuit
Dogu con cabeza de animal
Dogu con cabeza de animal

A pesar de estas diferencias, son muchas más las similitudes, lo que mantiene el misterio sobre ellas: incluso si solamente hablamos del período tardío y final de la cultura Jomon (Jōmon tardío, desde el 2,470 hasta el 1,250 a.n.e, y Jōmon final hasta el 500 a.n.e) ¿cómo es posible que durante el extensísimo período Jomon, en regiones tan distantes, se mantuviera un mismo patrón? En especial cuando la representación de formas humanas en cerámica de esa época no es común ni en Corea ni en China.

A menudo se escucha la crítica arqueológica que afirma que parece que todo aquello cuyo uso es desconocido es denominado "uso ritual" por los primeros descubridores. Véase el reciente ejemplo de Catalhöyük, en Turquía, donde una nueva hipótesis ha propuesto que muchas de las figuras encontradas no sean votivas ni religiosas, sino simplemente juguetes o decoraciones. Esto todavía está lejos de demostrarse, ya que en la prehistoria nunca existió "el arte por el arte", y el ser humano daba uso y sentido mayores a absolutamente todo, pues de ello dependía su supervivencia. Pero sí es cierto que la variedad de diseños y motivos de las figuras de arcilla obligan a categorizar su importancia dependiendo de sus características: no se aplica el mismo cuidado a una imagen de un dios que a un juguete.

En el caso de las Dogu, su descubrimiento no fue "arqueológico" como tal. Tenemos un registro de 1623 en el diario Eiroku (Eiroku nikki), donde se describe el primer hallazgo de una de estas figuras. En pleno período Edo, el descubrimiento y descripción de estas figuras supone los comienzos del coleccionismo, y al mismo tiempo, de la propia percepción de los japoneses de una religión anterior al sintoísmo y el budismo, denominando a las muñecas como "de la época de los dioses". Los arqueólogos de la Era Meiji (S.XIX) fueron los primeros en denominarlas "dogu". Los anticuarios se interesaron por las dogu que se encontraban todavía de manera más aislada, pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que las mismas empezaron a ser tratadas como restos arqueológicos y piezas de museo, dignas de ser restauradas y exhibidas.

Veamos una pequeña clasificación de estas figuras de arcilla:

"Venus" Dogu

Unas de las más comunes son las llamadas "Venus", ya que parecen representar mujeres de anchas caderas y senos prominentes, y embarazadas, lo que se trataría de un paralelo común a las culturas prehistóricas euroasiáticas.

Arqueólogos japoneses consideran que, puesto que los Jōmon tenían sin duda orígenes en Siberia y el Tibet, probablemente compartirían su creencia en una diosa madre o diosa tierra, cuya representación serían las dogu, en especial aquellas cuyo vientre parece hinchado, tal vez simulando embarazo, así como pechos y caderas amplias, en poses muy semejantes a las llamadas Venus prehistóricas que conocemos en la Europa occidental.

No obstante, son varias las voces que se alzan contra esta hipótesis, por considerarla una generalización, ya que no todas las muñecas dogu tienen dichas características como para reunirlas bajo el género femenino, ni siquiera humano. Aún así, es un hecho que en Siberia, Mongolia y regiones colindantes se han encontrado artefactos prehistóricos con ideas y formas muy similares. Se trataría, por tanto, de hacer una distinción concreta entre dogu.

Se cree que habrían sido utilizadas en rituales de fertilidad de los campos - tal y como parece en el oeste de Kyushuu con los campos de arroz - , de regeneración, e incluso usadas en ritos estacionales. En muchos lugares rurales de Japón, ciertas esculturas delimitan territorios y los protegen: las dogu podrían ser un preludio de esta costumbre a través de la protección de los primeros cultivos.

Otros estudiosos piensan que las figuras femeninas podrían haber sido hechas por las propias mujeres, y que existiera una variedad que fueran ídolos protectores, talismanes y amuletos relacionados con el buen embarazo, el buen parto y la salud de los recién nacidos.

"Venus" Dogu
"Venus" Dogu
Dogu con máscara triangular
Dogu con máscara triangular

Dogu humanas

Algunas muñecas dogu no representan mujeres, o al menos, desde nuestra perspectiva cultural no podemos identificarlo así. Las figuritas que no tienen los mismos rasgos femeninos tal vez fueran representaciones sin género o de otras deidades o espíritus de la naturaleza. Tanto para la fertilidad como otros posibles usos, es probable que estas figuras funcionaran como ídolos a los que se rezara o realizara peticiones y recompensas.

Hay casos excepcionales como la dogu acunando un bebé. Otro buen número de estas dogu aparecen en posturas de oración o reverencia, sin embargo, otras simplemente aparecen sentadas. Sobre ellas se ha pensado que tengan una función votiva o funeraria.

Dogu con máscaras

Sin duda la más representativa es la llamada "Hollow" Dogu de Nagano, que por su conservación ha confirmado que, en efecto, aquellas dogu cuyos rostros parecían deformados en triángulos, espirales, cabezas que asemejan animales, etc, eran realidad dogus humanos con máscaras, muy probablemente, representaciones chamánicas, tanto de los propios chamanes como de los espíritus con los que contactaran. Sin embargo, excepto en los casos en los que puede reconocerse un animal, se desconoce el significado que tendrían, por ejemplo, una máscara en forma de corazón, o con forma picuda como una montaña, o con la cabeza aplastada y plana.

Dogu con coronas de serpiente

Sobre todo en los hallazgos de la prefectura de Kanagawa, se han encontrado dogu que parecen tener en la cabeza serpientes enrolladas, o coronas con serpientes. Se cree que estas figuras representarían a las chamanas del culto a los ofidios, o que tal vez fueran herramientas de dichas chamanas, puede que incluso representaciones de una deidad-serpiente - y una vez más, relacionada con la tierra.

Algunos han tratado de identificar a la serpiente representada como la mamushi, una especie local japonesa que habita en las montañas altas y en los alrededores de los lagos, concretamente en el lago Suwa hubo grandes poblaciones Jomon. Esta serpiente, al morder, transmite un veneno que causa alteraciones en el sistema nervioso, por lo que los antropólogos piensan que podría haberse usado como estimulante o vehículo divino entre los chamanes de la cultura Jomon.

El culto animal y en concreto a las serpientes es común en toda el área de oriente, donde se han encontrado desde sombreros y cerámicas en la cultura Yang-shao de China o tambores, báculos y vestidos con serpientes en la cultura buriata de Siberia.

Dogu animales

Algunas figuras dogu tienen forma de animal. Tendríamos por ejemplo el mono de Totsurasawa o el jabalí de Tokoshinai, ambas halladas en Aomori, y datadas del período final de la cultura Jomon. Otras figuras son animales deformes, a los que también se ha exagerado su cadera, mamas o vientre. Sobre estas dogu parece haber consenso entre los arqueólogos, postulando que debían de ser fabricadas y usadas para ritos mágicos propiciatorios de la caza o la pesca, o centrados en la fertilidad de los animales.

Más interesantes parecen las figuras humanoides con ciertas características animales. Si bien para los rostros se pensó, como ya indicamos antes. que se trataría de máscaras, también se han encontrado dogu antropomorfos que tienen garras o cuernos, así como patrones de pieles de animales. El más famoso es el dogu de Kamikurokoma, de la prefectura de Yamanashi, y que actualmente se conserva en el Museo Nacional de Tokio. Solamente conservamos su torso superior, pero en él puede verse que tiene cabeza de gato o de zorro, patas de animal y los hombros marcados por un patrón punzante circular. Por ello se duda acerca de si representaría a un chamán o a una divinidad o espíritu - en el folclore japonés los animales toman a menudo formas humanizadas.

Dogu rotas

Muchas de las figuras de arcilla encontradas estaban rotas, pero lo interesante es que su rotura no fue accidental: se habían partido y destrozado a propósito. Algunas carecen de alguna parte del cuerpo, otras han sido partidas en pedazos. Se cree que estas dogu tenían un carácter medicinal, sustituyendo a la persona y "rompiendo y liberando" la parte enferma. Es probable que esta medicina también fuera espiritual: romper la dogu podría haber implicado algún tipo de exorcismo, así como de purificarse y liberarse de culpas e impurezas.

Algunas teorías apuntan a un uso diferente. El ritual no sería de magia simpática, "romper la dogu para que ocurra en la realidad", sino romperla después de haber conseguido lo que se ha pedido. Por ejemplo, romper la figura de arcilla de un animal una vez se ha conseguido cazarlo, o una vez el parto ha finalizado con éxito; o incluso más allá: encerrar a un espíritu en una muñeca y liberarlo cuando haya cumplido lo solicitado.

Dogu enterradas

Esto último podría tener relación con el pensamiento Jomon de las dogu enterradas. A pesar de que la mayoría de Dogu han sido encontradas en asentamientos, lo cierto es que varias estaban intencionalmente enterradas, a menudo en el interior de pequeños círculos de piedra. Estas dogu pueden considerarse sustitutos de difuntos, o contenedores de espíritus guía para el Más allá, así como parte de los ajuares de los difuntos. En Hokkaido se ha atestiguado la existencia de ofrendas funerarias de arcilla, papel que estas dogu también podrían cumplir.

Dogu protectoras

Por último tenemos una categoría amplia en la que podrían incluirse casi todas las dogu mencionadas a lo largo de este artículo, las dogu con función protectora.

Con espíritus imbuidos o no, es aceptado ampliamente que muchas dogu tendrían una función talismánica y protectora, tanto de los hogares y las personas como probablemente de lugares más amplios. A día de hoy en varias zonas rurales de Japón existen pequeñas estatuillas para proteger los límites de un campo de cultivo, o como protección contra desastres naturales o enfermedades.

Si bien el arte por el arte no se contempla en la prehistoria, sí es cierto que el cuidado al realizar una pieza cerámica y su decoración simbolizan la importancia de la misma y su función, y en este sentido, algo que vaya a estar expuesto aunque sea temporalmente siempre tendrá una factura más cuidada que algo que no. Además de como amuletos, estas figurillas podrían haber sido las receptoras de todos esos males, sustituyendo a la población, y por ello siendo después enterradas, expulsadas o destruidas.


Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía.

-Kenrick, D. M. Jomon of Japan: The World's Oldest Pottery. Kagan Paul International, University of MIchigan, 1995

-VV.AA. All about Archeology in Tokyo National Museum. Tokyo National Museum, 2023.

-VV.AA. The Oxford Handbook of Prehistoric Figurines. OUP Oxford, 2017


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