La amatista, piedra esotérica

09.10.2024

La amatista es sin duda una de las piedras que no faltan en las casas de quienes creen en las propiedades mágicas y energéticas de los minerales, pero es agradable saber que estas creencias se han tenido desde la antigüedad. ¿Qué hace que este mineral sea tan especial?

Su nombre viene del griego amethystós, que quiere decir "no-embriagado". En efecto, se creía que esta piedra, colocada en el fondos el fondo de las copas o la fuentes de vino, ayudaba a que la persona no se emborrachara. Se cree que este es el motivo por el que se han hallado copas y vasos realizados con este material. Autores como Aristóteles y Dioscórides relacionaban la palabra como no-airado, haciendo referencia a que la amatista promovía la amistad y evitaba las discusiones. En 1576 un poema francés de Remy Belleau expandió un falso mito acerca de una ninfa de nombre Ametis, que habría sido transformada por los dioses en este mineral, ya fuera para protegerla de los amores de Dionisio, o como castigo por excederse en su locura (A-Methýs = descerebrada).

En Egipto las minas de amatista fueron rápidamente explotadas, ya que eran apreciadas como joyería de corte y como regalo militar. Por supuesto, no faltaba su uso en las cuestiones religiosas, en especial en entorno funerario y en el amoroso. En Roma, la amatista continuó su camino de ser una de las preferidas para la decoración de joyería, encontrada en numerosos amuletos, collares, pendientes y anillos tallados.

En Asia se consideraba una piedra benéfica, como podemos comprobar en su uso en objetos cotidianos como medallones, y también cuidados jarrones chinos. También en China la amatista estaba relacionada con la buena suerte, sobre todo para salir airoso en procesos judiciales. En India la amatista imprescindible en la producción de joyería, así como tenía asociadas propiedades astrológicas y medicinales dentro del ayurveda. Además, dado que dependiendo de la temperatura sus tonos pueden cambiar hacia el rojo y el granate, mitológicamente se consideraba que las amatistas eran trozos de las uñas del demonio Bala, el cual se alimentaba de sangre.

En el continente americano, los pueblos precolombinos explotaban sus minas de amatistas para decoraciones e incrustaciones en los muros cuando se trataba de fines religiosos. Debido a la abundancia de metales más preciados, las amatistas no sufrieron el desgaste de los mercados europeos. Los nativos norteamericanos, por su parte, utilizaban la amatista y la turquesa como elementos decorativos en su joyería tradicional, aunque se ha atestiguado también del uso del cuarzo - como ahora veremos, la amatista es en verdad un tipo de cuarzo - para fines esotéricos puntuales como la curación y la clarividencia.

Es a partir de los escritos árabes y la Edad Media Europea cuando la amatista queda fijada entre las piedras mágicas. Pero en realidad, la amatista es un tipo de cuarzo que debido a los procesos de calor de la tierra y a las distintas cantidades de hierro y manganeso que posea, obtiene sus tonos translúcidos y morados, así como se cristaliza en puntas y geodas. Su valor como piedra se debe a su color potente y brillante, así como a sus pocas grietas, además de ser de fácil tallado. Sin embargo, su cotización frente a otras siempre ha sido inferior, destacando solamente en el ámbito esotérico; esto se debe a que los yacimientos de amatista son abundantes en todo el mundo, lo que no la convierte en una piedra de "difícil acceso", ni por localización ni por precio en el mercado.

En el Lapidario de Alfonso X el Sabio, que recopila la información de otras muchas obras árabes, se indica que la amatista, llamada sedinech, está vinculada al signo zodiacal de Sagitario, que se obtiene en minas de Egipto, y dicen que

<< la su propiedad es que ha en sí fuerza retentiva con agudeza, y por esto la aman. Y adelgaza la grosura de las cuencas de los ojos. Y si la mezclan con leche de mujer, sana la enfermedad a que dicen oftalmía, y las llagas que se hacen en los ojos. Y si la dan a beber con vino, guarece del mal que se hace por retenimiento de la orina, y otrosí a las mujeres que han enfermedad por razón que les viene mucho su flor, hace que lo pierdan. Y si la dan a beber al que escupe sangre, hácele muy gran pro y sana aína. Y el que quisiere que esta piedra haga más de recio su virtud, quémela, y hágala polvos, y dela a beber con vino, y hará mayor fuerza y obrará más que otra guisa. Pero no la deje quemar mucho, si no, se dañaría. Y la señal de cuanto se debe quemar es ésta; que paren mientes cuando quisiere cambiar el color, que la saquen luego. Y cuando esta piedra friegan en aguzadera, sale de ella un color bermejo que es muy bueno para sanar la sarna y la comezón que se hace en los ojos (...) >>

Vemos por tanto que en estos siglos la amatista ya lleva consigo una serie de propiedades medicinales, y también esotéricas, en cuanto se considera que tiene mayor fuerza bajo el signo de sagitario y quienes han nacido bajo él o lo tienen por ascendente.

Entre los cristianos, posiblemente por su relación con el color morado o púrpura y por tanto con el manto de Cristo, la amatista pasó a ser un símbolo de castidad y humildad, siendo un material utilizado en los rosarios, pero también en los anillos de nombramiento de cardenales y obispos, así como en algunas tallas religiosas y cálices. Era también la piedra de la Tribu de Benjamín en el pectoral del Sumo Sacerdote de Jerusalén. 

Por ser bueno contra los estados de irascibilidad, se decía de la amatista que también resultaba buena como remedio contra otros tipos de "calentamiento", como el ardor de estómago, la pasión sexual o la fiebre. El famoso médico Francis Bacon (S.XVI) indicaba que era común ver a la gente usando amatista contra el dolor de cabeza o de dientes, incluso contra venenos, y como talismán para cualquier otro mal en la vida cotidiana.

En el Renacimiento europeo tenemos constancia de la continuidad de esta percepción mágica de la amatista, en escritos como la Filosofía Oculta de Agrippa von Nettesheim, donde dice que esta piedra, además de evitar la ira, tiene vínculos con el planeta Marte y con Antares, la estrella roja de la constelación de Escorpio. Sin embargo, en el esoterismo occidental posterior la amatista ha sido asociada al planeta Júpiter, probablemente por su color púrpura y su asociación con el poder, e igualmente se ha vinculado al mes de febrero, concretamente como piedra zodiacal de Piscis, en este caso, por su relación con lo espiritual en lugar de con la ira.

En la Alquimia la amatista se relacionó con el elemento fuego, en especial por sus cambios de color al ser sometida al calor, que pasaban del rojo carmesí hasta el amarillo citrino. Sus signos zodiacales eran Acuario y Piscis, por ser los signos que transitan en el mes de febrero, y sus planetas eran Júpiter y posteriormente Plutón. También tenía asociaciones con la sal. En la alquimia espiritual, la amatista es la piedra de la Era de Acuario, y es llamada "la llama violeta", como recuerdo de su elemento fuego, pero esta vez entendido como iluminador, que prende la llama del conocimiento.

El médico italiano Camilus Leonardus, en 1750, aún incluía la amatista como remedio medicinal contra la borrachera, así como contaba sus propiedades contra los malos pensamientos, la victoria en las afrentas militares, la convivencia en pareja y como amuleto para la caza. Los soldados desde hacía siglos que la llevaban también para evitar la mala suerte, las enfermedades y la muerte. Se dice que el misterioso Conde de Saint Germain engarzaba a menudo la amatista entre su bisutería de plata.

Con el tiempo la amatista se ha popularizado a nivel mundial a través de las corrientes esotéricas. Por ejemplo, al ser la piedra asociada al séptimo chakra, Sahasrara o chakra de la coronilla, la amatista ha pasado a confirmar su valor esotérico como piedra calmante, relajante y purificadora. Los seguidores de las teorías de los siete rayos y chakras dicen que la amatista activa el lado derecho del cerebro (creatividad) y potencia la comprensión y la apertura del tercer ojo, de la intuición, del conocimiento divino. En el ámbito de la santería, la amatista es también la piedra de Yemanyá, la diosa yoruba del mar, y de Obatala, y puede encontrarse que se utiliza tanto como Otas (piedras-ofrenda) como en los ekeles (collares).

Hoy día hay dos formas esotéricas claves de utilizar la amatista: como talismán en joyería y como piedra para altares y rituales. Dependiendo de la rama espiritual que se siga, podremos encontrar usos diversos en las corrientes New Age.

En la Wicca y el neopaganismo, la amatista está asociada a la Diosa, y a otras divinidades como los griegos Dionisos o Diana. A causa de estos vínculos, su elemento ha cambiado, siendo de elemento Agua, y sus planetas son Júpiter y Neptuno. La amatista puede utilizarse como elemento de altar para ayudar a la manifestación y la concentración de poder de las peticiones o hechizos que se hagan; puede tratarse de una geoda o de una pila de cristales. También de una bola de amatista que remarque los límites del altar.

Junto a esto, las ideas traídas de la India esotérica suman que puede colocarse una piedra amatista sobre un objeto o la frente de la propia persona (frente por el chakra, pero también es válido otra zona del cuerpo si hay un propósito concreto) para purificar y equilibrar: por ejemplo, "limpiar" unas cartas de tarot que hayan pertenecido a otra persona, o meditar tumbado con una amatista en la frente para liberarse de los miedos.

Sujetar una amatista en la mano izquierda ayuda al bienestar espiritual y mental, calmando la ansiedad y el estrés, ayudando a la meditación. También se utiliza para liberarse de vicios y adicciones de todo tipo, como puede ser el alcohol o alguna droga o alimento, pero también alguna relación tóxica o mal hábito.

Cunningham expone un modelo de hechizo en uno de sus textos sobre cristales, donde indica que, tras apretar con fuerza la amatista, visualizando cómo absorbe el malestar emocional, gritándole, llorándole, y que después se arroje lejos y se le dé la espalda antes de marcharse. La amatista se habrá quedado con lo malo y se purificará sola con el tiempo. Sin embargo, esa piedra no debe ser recuperada por la persona que la tiró.

El contacto con la amatista hace más potentes sus propiedades, por ello es común llevarlo como colgante, pendientes o anillos, etc. Siguiendo las tradiciones medievales, se dice que protege de enfermedades, ladrones y enemigos, así como en los viajes. Es un cristal que envalentona a su portador, por lo que es buena en asuntos de trabajo y amor. Concretamente para el amor encontramos su recomendación para quienes buscan una pareja femenina buena y tranquila.

Igualmente puede ser uno de los elementos de agua florida o agua de luna, para utilizar ese agua después con fines de purificación, así como de belleza o atracción amorosa.

Se cree que puesta debajo de la almohada ayuda a conciliar el sueño y a tener sueños buenos y/o premonitorios, eliminando las pesadillas e inquietudes.

Se utiliza como elemento auxiliar en cuestiones legales y de negocios, atrayendo la prosperidad a través de una buena relación y un desarrollo tranquilo de las actividades, fluyendo. Asimismo por su influencia jupiteriana sirve para infundir liderazgo.

Debido a sus propiedades de purificación, se considera que es una herramienta auxiliar muy buena para la adivinación, porque "aclara" los mensajes y visiones. De ahí que puedan encontrarse muchos péndulos fabricados con puntas de amatista o runas hechas de esta piedra redondeadas. Las varitas mágicas, utilizadas con más frecuencia en rituales de canalización y chamánicos, prefieren en sus puntas precisamente el cuarzo y la amatista, y si se trata de varitas que representan los chakras, la amatista suele estar en alguno de los dos extremos.

También hay quienes tienen en cuenta el tono de la amatista para sus propósitos y usos, guiándose por las relaciones cromáticas: la amatista con vetas amarillas es llamada ametrina, y se usa para grandes cambios; la amatista morada sin vetas es calmante y equilibrante; la amatista violeta claro con vetas blancas se utiliza sobre todo para cosas relacionadas con las buenas relaciones entre familia, amigos y compañeros de trabajo; la amatista violeta clara sin vetas se considera la mejor para la autorrealización, la meditación, los recuerdos y la adivinación.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

- Balasch i Blanch, E. ; ‎ Ruiz, Y. Diccionario de magia antigua y alquimia. Editorial Fundamentos, 2003

-Conway, D.J.; Conway, E.D. Crystal Enchantments. A Complete Guide to Stones and Their Magical Properties. Clarkson Potter/Ten Speed, 2011

- Cunningham, S. Cunningham's Encyclopedia of Crystal, Gem & Metal Magic. LLewellyn Worldwide Ltd, 2011

-Garret, R. La magia de los cristales. Edimat, 1998.


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