La Mano de Gloria

24.02.2025

Una mano de gloria es literalmente una mano cortada que sostiene una vela, o en su defecto, que sus propios dedos, cubiertos de cera, forman la vela. En la actualidad se ha extendido como símbolo protector y poco más. Pero lo cierto es que su origen va más allá de una simple ilustración: se trataba de la mano cortada y conservada de un ahorcado, a la que se atribuían poderes de robo, invisibilidad, protección y paralización. La mano de gloria es un elemento del antiguo folclore europeo, que tuvo un auge de popularidad en el S. XVIII, probablemente por la expansión de este tema en la literatura y en los grimorios que recogían tradiciones antiguas.

Empero, el uso de una mano cortada está atestiguado en múltiples culturas desde la antigüedad. En los pueblos asirios, griegos, romanos, germanos y celtas, conservar una parte del cuerpo de los enemigos simbolizaba en gran manera la victoria sobre ellos, pero también la adquisición de sus habilidades o de otras capacidades que se le atribuían. En el caso del México prehispánico vimos cómo se protegían las tumbas de las mujeres muertas en el parto para evitar que utilizaran sus manos como amuletos guerreros. Desde el punto de vista de la magia simpática, parece una asociación lógica que algo conserve la magia del lugar donde pertenecía. Las creencias, no obstante, también influyen. En otros ejemplos más recientes encontramos la atribución de habilidades curativas de reliquias de santos. Las patas de conejo o la figura de Mano de Fátima, utilizadas como amuleto, demuestran la creencia subyacente de que una parte del cuerpo tiene relevancia mágica tradicional, evocando los poderes que se le atribuyen. En algunas poblaciones del África subsahariana una mano cortada con los dedos doblados es usada para adivinación, sosteniendo piedras entre sus dedos y viendo cuáles caen al agitarla, un uso que no llegó al mundo occidental.

En Francia, España y Gran Bretaña tendríamos los primeros testimonios de acusados donde se especifica el uso de manos de ahorcados, preferiblemente la izquierda (sinister). La mano no sirve por sí misma, debía ser preparada de una manera concreta: la más común, ser cortada por la noche - en realidad, para no ser visto - y ser untada en grasa humana y cera virgen, con el fin de ponerle mecha para que arda. En ocasiones dicha mecha podía estar hecha del cabello del difunto. Popularmente, la Mano de Gloria podía tener la forma de una mano sujetando la vela o de una mano con una mecha en cada dedo. Usar esta mano como vela provocaba, según algunos, una paralización de las personas en los hogares en los que se entraba a robar, según otros, un sopor profundo. Algunas leyendas dicen que la luz que irradiaba la mano sólo era visible por el ladrón, de ahí que no fueran detectados.

Concretamente en Europa Central tenemos otros vestigios del uso, por parte de ladrones, de manos o dedos humanos con las mismas funciones que la mano de gloria. En Polonia se cuenta la leyenda de un pulgar de muerto que, escondido en el fondo de un barril, atraía a los clientes a la taberna. En Suiza, las manos de los niños sin bautizar se podían utilizar como lámparas para los ladrones, asegurando un estado de "muerte" a los habitantes de la casa mientras el ladrón robaba con tranquilidad. Según se apagaban los dedos, un miembro de la familia iba despertando. En Países Bajos se utilizaban también los pies de los ahorcados.

En Alemania el asunto llegaba aún más lejos, pues también hay registros folclóricos, algunos del propio Jacob Grimm, en los que se menciona que las manos a utilizar son de los bebés nacidos muertos o los abortos. También contaban los miembros de las mujeres ahorcadas estando embarazadas. Pero aparentemente en tierras germanas eran igualmente frecuentes las llamadas "Piedras de Cuervo", que no eran sino los ojos de los muertos, normalmente de los ahorcados dejados al aire libre, que las aves se habían llevado a sus nidos.

El uso de la Mano de Gloria era considerado brujería, tal y como sostiene el Compendium Malleficarum, publicado en 1608, donde aparece la misma con su ritual correspondiente.

Según el grimorio del Pequeño Alberto, muy popular en el S.XVIII - y probablemente redactado en el mismo tiempo - el proceso de preparación de la Mano de Gloria debía realizarse en los llamados "días del perro", es decir, en la Canícula, momento del verano donde se visualiza la constelación de Sirius, el perro que acompaña a Orión. Esto se debe a que en este grimorio se recomienda secar la mano. Una vez cortada, debe envolverse en un paño funerario y exprimirla. Tras ello, deberá ponerse en un tarro de barro con salpetre, pimentón y zimat - que se ha interpretado como una palabra árae que haría referencia al sulfato o al verdigris. Este tarro deberá exponerse al sol hasta que la mano se seque, aunque si esto no ocurriera, puede hacerse en un horno con un poco de verbena.

Este grimorio también da la clave de cómo evitar que dicha Mano permita a alguien paralizar a las personas o entrar en una casa. Para ello deben frotarse las puertas y ventanas, así como cualquier otro lugar por donde pudieran entrar los ladrones, con un ungüento a abse de agalla de gato negro, grasa de gallina blanca y sangre de búho chillón, que deberá haberse mezclado y compuesto también en los días de la Canícula.

En un libro de 1823, conservado junto a la Mano de Gloria del Museo de Whitby, se indica un procedimiento distinto de preparación: Debe ser cortada del cuerpo de un criminal en el propio patíbulo; encurtida en sal, y la orina de hombre, mujer, perro, caballo y yegua; ahumada con hierbas y heno durante un mes y colgada de un roble durante tres noches seguidas; después colgada en una encrucijada, luego de la puerta de una iglesia durante una noche, mientras el Hacedor vigila en el pórtico, y si se soporta esa noche sin temores - probablemente por visiones fantasmales provocadas por la mano - entonces, <<es que os habéis ganado esa mano y es vuestra>>

Existía igualmente la creencia de que la Mano de Gloria podía arder eternamente, y que, para apagarla y capturar a los ladrones, solamente se podía hacer vertiendo leche sobre ella. Esta asociación con la leche puede que tenga sus orígenes en su relación con la mandrágora. Según el etimologista W. Skeat (1884), en su diccionario de la lengua inglesa, relaciona la idea de la Mano de Gloria con una interpretación errónea de la palabra mandrágora, a través el francés, "main de gloire", por confusión y mala pronunciación del galo "mandragore". En efecto, a las mandrágoras mitológicas se las alimentaba con leche y sangre, y las mandrágoras reales - utilizadas en botánica y medicina - eran cocidas en leche para crear ungüentos y pociones calmantes y curar úlceras. Por otro lado, otros estudiosos del momento, como Cockayne (S.XIX) encontraron imágenes relacionadas en textos antiguos como el Herbarium de Pseudo Apuleyo, donde se dice que las mandrágoras brillan por las noches como pequeñas linternas.

Debe decirse que en el S. XIX en Francia hubo un auténtico furor literario con las Manos de Gloria, en especial en breves pasajes de terror, mientras en Inglaterra lo veían más como una cuestión folclórica. Sin embargo, lo más aterrador se produjo en el siglo siguiente, cuando en 1943, en plena guerra, se descubrió el cadáver de una mujer en el interior de un olmo silvestre en Hagley, Worcestershire. Este caso ha suscitado muchas dudas e intereses, en especial porque nunca se supo ni la identidad de la asesinada ni la de los asesinos, ni los motivos de introducirla en el tronco del árbol. Hubo múltiples teorías sobre espionajes e informaciones cruzadas. Poco después aparecieron graffiti por la zona, que decían: ¿Who put Bella in the Wych Elm? ( "¿Quién metió a Bella en el Olmo silvestre?") Para lo que nos interesa respecto de la mano de gloria, es que a la difunta le faltaba una mano, deliberadamente cortada, que fue encontrada no muy lejos. Margaret Murray, antropóloga anglo-india, propuso tiempo después una teoría muy diferente a las que habían pululado hasta entonces: que podría haber sido un acto de brujería, y con su mano se hubiese querido hacer algún tipo de amuleto o ritual como "la mano de gloria". Uno de los graffiti realizados, no en vano, decía: ¿Who put Bella in the Witch Elm? ("¿Quién metió a Bella en el Olmo brujo?"). El misterio quedó sin resolver, pero la Mano de Gloria pareció renacer desde el folclore, por suerte, más como adorno o elemento protector, y fabricadas de escayola, cera, madera y otros materiales no humanos. Su recuerdo continúa en películas como Talk to me, donde se postula en un momento que la mano de escayola contiene en su interior en realidad la mano de un médium.

Pietro V. Carracedo - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Albertus, Lucius Parvus. "La main gloire," Secrets merveilleux de la magie naturelle et cabalistique du Petit Albert (Lyon: Chez les héritiers de Beringos Frates, 1752), pp. 109-111.

-Briggs, Katharine M. "The Hand of Glory," A Dictionary of British Folk-Tales, pt. B, v. 2 (London: Routledge and Kegan Paul, 1985), pp. 534-37.

-Ellkevel, Y. Las ciencias ocultas de la A a la Z. De Vecchi ed, 2017.


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