Los indultos póstumos para las brujas
Es común tener en nuestro imaginario colectivo asociado el periodo de principios de la Era Moderna, entre los siglos XVI y XVII, como el de la Inquisición. Desde la Baja Edad Media hasta esa época de transición, se produjeron una serie de crisis tanto espirituales como materiales.
Diversas hambrunas y epidemias como la Peste Negra llevaron a un vitalismo canalizado mediante la secularización intelectual como superación al feudalismo, y con ello, al pánico moral. La solución desde los viejos estamentos sociales tomó formas inquisitoriales, acusando como chivo expiatorio a quienes se encontraban en los márgenes de los marcos eclesiásticos.
El principal manifiesto que promovía estas persecuciones fue el Malleus Maleficarum, una guía escrita por inquisidores alemanes que servía de modelo para condenar a las supuestas brujas. En este tratado, además de distorsiones sobre hechos mágicos satanizando a quienes la ejercían, se detallaban técnicas de interrogatorio y tortura con todo lujo de detalles, y que tenía su antecedente en la demonología de Jean Bodin.
Ante estas prácticas, el sacerdote jesuita Friedrich Spee redactó el Cautio Criminalis de forma anónima, refiriéndose a sí mismo como Incerto Theologo Romano. En esta obra se detallan ciertas dudas (dubiorum) de carácter ético-jurídico, explicitando como cada vez se producían más fallos judiciales ante procesos draconianos, ya que la tortura llevaba inocentes declarar con acusaciones falsas a terceras personas en un intento por sobrevivir.
La imagen que tenemos de la Inquisición se asocia al oscurantismo propio de la Contrarreforma católica ante el auge del protestantismo, así como su aplicación española en forma de sobrecompensación ante la herencia andalusí de otras influencias semíticas. Sin embargo, hay quienes ven en el tratado de Friedrich Spee como una crítica abierta a cómo la influencia protestante ejerció su poder de forma aún más coactiva que la propia Iglesia Católica.
La realidad es que, con independencia del corte teológico desde la que se aplicó, la caza de brujas puso su foco en las mujeres de forma sistemática. Ciertas autoras como Silvia Federici o Margaret Atwood exponen la relevancia en nuestra contemporaneidad de la caza de brujas como extensión de la misoginia, y la necesidad del indulto.
El indulto a las brujas es una forma simbólica de reconocer la injusticia histórica cometida contra las personas condenadas y ejecutadas por brujería durante la caza de brujas. Para obtener un indulto, es necesario que una autoridad gubernamental o judicial reconozca la injusticia y el sufrimiento de las víctimas, y esto puede requerir una campaña pública y una presión social.
El caso más conocido de caza de brujas se dio en Salem (Massachusetts, EEUU) donde 5 mujeres fueron ajusticiadas como brujas en el año 1693. Una de ellas llamada Elizabeth Johnson Jr. nunca fue ejecutada, aunque no recibió absolución por sus cargos. Durante el 2022, una iniciativa legislativa llevada a cabo como parte de un proyecto escolar de un instituto trató de buscar una solución y fue exonerada de sus cargos de manera simbólica, después de tres siglos.
En España, además del conocido caso de las Brujas de Zugarramurdi, encontramos iniciativas legislativas en Catalunya a favor de la reparación histórica hacia estas mujeres. El movimiento social feminista recuerda que la ley más antigua de Europa "contra el crimen de la brujería" viene del Vall d'Àneu, comarca de Lleida, datando del año 1424.
En otros países como Alemanía se absolvió a Katharina Henot, una influyente mujer de su época que fue considerada como amenazante para los estamentos locales de la ciudad alemana de Colonia, acusada de brujería. Katharina terminó sus días siendo condenada a la hoguera, en un juicio a todas luces fraudulento para la jurisprudencia de la época.
Ha sido en Escocia donde tras haberse mostrado reticentes ante estos procesos se ha conseguido promulgar una ley en el parlamento en abril de 2022 a favor del indulto. Esta campaña liderada por Louise Yeoman, que comenzó en 2008, llevó a la creación de un grupo de trabajo sobre brujería en 2018 que llevó a que en la región de Lancashire (Gran Bretaña) se procediera a la reparación histórica por las brujas de Pendle.
Es importante señalar que el indulto a las brujas en Escocia no significa que las condenas originales hayan sido anuladas o revocadas, sino que se ha emitido un perdón simbólico en reconocimiento de la injusticia histórica. El indulto se basa en una ley aprobada en 2018 que permite que las condenas por brujería sean declaradas nulas y sin efecto, pero esto no ha sucedido aún en Escocia.
El caso escocés se podría considerar en términos legales como de iure debido a la falta de una absolución oficial para las mujeres perseguidas por brujería en Escocia, a pesar de que el Parlamento escocés aprobó la resolución del 2004 pidiendo una disculpa formal y la eliminación de las condenas de las mujeres acusadas de brujería. La absolución oficial sería una medida reconocida y legal, en contraposición a una situación de facto en la que las mujeres perseguidas y condenadas por brujería no contaban con un reconocimiento formal o legal de su inocencia o absolución.
La violencia ejercida contra las mujeres acusadas de brujería no puede ser borrada de la historia aunque sí pueda ser reconocida y reparada. Solo la movilización social puede traer justicia y reparación a quienes fueron víctimas de un mal que sigue afectándonos a día de hoy, contra la ignorancia.
Os dejamos aquí otra reflexión acerca de la relevancia de un perdón simbólico: https://www.justiceinfo.net/en/87454-pardoning-witches-middle-ages-symbol-our-times.html
y también el perfil
de Louise Yeoman para que tengáis acceso a sus trabajos sobre brujería en
Escocia: https://scholar.google.com/citations?user=iYoSq-wAAAAJ&hl=en
Nuria Acquaviva - nacquavivaps@gmail.com
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