Magia y brujería en el África negra tradicional (apuntes)
(Extracto del artículo Religiones tradicionales africanas: algunas claves generales., del blog de investigación De Dioses y Hombres. Os invito a visitarlo, y a leer el artículo completo aquí:
https://confurfeo.blogspot.com.es/2017/04/las-religiones-tradicionales-africanas.html )
(...) queda por hablar del esoterismo africano
tradicional. Los africanos distinguen mucho entre magia y brujería, siendo la
primera positiva y social, y la segunda hostil y de fines personales perversos.
En definitiva, incompatibles, aparentemente, si bien comparten muchas de sus
técnicas, pero con finalidades diferenciadas.
El mago actúa a la vista de todos mientras que el brujo lo hace a
escondidas. Mientras que un mago es un
ser completo, no así el brujo, que ya en su origen muestra el desequilibrio que
viene a traer. A menudo el mago es quien debe identificar si hay algún brujo
trastocando el buen curso de una tribu, y lo señala con un poderoso amuleto,
normalmente la cola de algún animal.
Dentro de la religión tradicional africana sólo puede entrar la magia. Sus leyes principales guardan similitud con las del resto de culturas, resumiendo, lo semejante afecta a lo semejante: lo negro atrae o aleja nubes negras, lo que se construye o destruye afecta al propósito que se busca... No todo es tan sencillo, y también la técnica y la actitud influyen en la buena ejecución de los actos mágicos. Volvemos a encontrar aquí el modelo del psicodrama. Dentro de esto que llaman magia, muchos identificarían lo que nosotros llamamos medicina, herbología o psicología, pero la aplicación práctica de magia al entender que una enfermedad puede ser causada por fuerzas divinas debe anular este pensamiento religiocentrista. Muchos optan por llamar a la magia africana, pues, esoterismo, lo oculto, para no caer en estas trampas del pensamiento occidental.
Algunos actos relacionados con la magia son las posesiones, antes mencionadas. En efecto un genio o antepasado puede hablar a través de un individuo humano, a veces llegando al éxtasis temporal, otras, sumergiendo al individuo en la enfermedad o estados catatónicos incurables. A veces son espíritus benéficos y otras maléficos, a los cuales debe expulsarse mediante una serie de exorcismos. Podríamos dividir las posesiones en dos tipos: deseadas y no deseadas. Cuando se desean, no hay sufrimiento, pues el alma humana cede su lugar, pero cuando no se desea y el espíritu irrumpe, el hombre se convierte en la "cabalgadura" o "esposa" del genio, dios o antepasado, que domina sobre el alma humana. Sin embargo, los mensajes que transmite suelen ser lo suficientemente claros. La adivinación también es continua, y no necesariamente debe ser llevada por un mago. Los magos, al fin y al cabo, han sido escogidos, ya por voluntad y señales divinas, bien por sus dotes y han estudiado con un maestro las técnicas de manera precisa, pero cualquiera puede tener un don particular sin especializarse en él. Algunos de estos adivinos son intérpretes de los poseídos, otros se mueven mediante la geomancia, la gemomancia, la teframancia, la astragalomancia, la zoomancia... Y siempre se desarrollan a la vista de todos, pues de lo contrario, sería un brujo el que obraría - todas estas prácticas son también ejecutables por los brujos, y reciben el nombre de vudú fa o sikidy. También en la manufactura de talismanes y amuletos participa toda la comunidad, para conocer su uso y eficacia.
Tanto para ser mago como para ser brujo se requiere de una iniciación y del aprendizaje bajo un maestro, pero, muestra del sistema patriarcal, se reconoce que las mujeres suelen caer más en la brujería, y que incluso pueden transmitir esos poderes a sus descendientes. Los brujos, además de ese conjuro "genético", tienen el poder de la bilocación y la metamorfosis, aunque con ciertas restricciones, adaptadas al poblado en que actúan y sus creencias sobre los animales puros, impuros, más o menos humanos, etc. Sus objetivos suelen ser las almas o dobles divinos de aquellos a los que conjuran, los cuales languidecen sin motivo aparente. El brujo "devora" mientras que el mago "alimenta". No sólo los magos pueden intervenir contra un brujo: si su influencia es devastadora, los sacerdotes pueden llevar a cabo exorcismos y purificaciones, y toda la comunidad puede participar en su identificación y expulsión.
La figura del chamán queda en un estadio semejante al del mago y no son pocos los estudiosos que se han mareado buscando similitudes y diferencias para saber dónde encuadrarlo. Un chamán, por ejemplo, establece una comunicación con la divinidad a voluntad, y cuando vence a fuerzas procedentes de la brujería, se hace más "poderoso", pues absorbe estas energías. Sus conocimientos, por otra parte, tienen una parte pública pero también misticismo y secretismo que no coinciden siempre con el mago, pese a que su función social es indiscutible. Pero hablar del chamanismo, que no es un ejemplo único de África sino de todas las culturas conocidas, requeriría otro artículo.
Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
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