Santería (II). Rituales y amuletos para alejar lo malo y atraer lo bueno
La Regla de Ifá y la Regla de Ochá tienen una filosofía y teologías definidas, ésta última unida al Ifismo, cuya definición se toma como el movimiento religioso que sigue Ifá : literalmente, acto de atraer, se entiende, el poder divino. Tienen una serie de preceptos entre los que se incluyen no decir ni hacer aquello que se desconoce, no engañar a la gente ni ser falso, no ser orgulloso ni egocéntrico, mantener los altares, templos y objetos religiosos purificados, respetar a los débiles, a los ancianos, a los "superiores", ser moralmente rectos, y no traicionar ni revelar secretos. Cualquier persona que haya sido iniciada o introducida en la santería puede realizar los ritos "mágicos", ya que en realidad, en la santería no hay templos. A lo sumo, hay altares en las casas de los santeros mayores para celebraciones comunitarias o importantes, pero los rezos y peticiones personales pueden realizarse en el hogar.
La liturgia recibe el nombre de moyuba en la lengua yoruba. Por norma se trata de cantos y rezos al dios u orisha en cuestión al que se solicitan favores o se le quiere consultar alguna cuestión. Estas llamadas tratan de hacerse en su mayor parte en lengua yoruba original, con una parte esotérica, esto es, que aquél que no esté iniciado no pueda comprenderlo en toda su magnitud, y una parte socio-antropológica, que pretende la unión con un junto étnico-cultural primordial. Rituales de carácter más público para la comunidad o festivo incluyen además numerosas ofrendas y danzas.
Los fetiches o representaciones de las deidades tienen también un orden en su disposición, como si se tratase de una reunión formal. De esta manera, en lo alto del altar, presidiéndolo, suele encontrarse Obbatalá, flanqueado por Oshún y yemayá, seguidos de Oyá, Orula y Osún, con Babalú Aye al frente de todos ello, o al menos más cercano a los oficiantes y fieles. El resto de deidades pueden mantener su representación y ofrendas en el suelo sin mayor perjuicio.
Desde el punto de vista antropológico occidental, los actuales santeros mayores cumplen las funciones de los chamanes, esto es, ser guías y mensajeros entre el mundo espiritual y el humano. Para muchos esto explica que apenas haya diferenciaciones entre la parte religiosa y la esotérica de la santería, lo cual en verdad es uno de los muchos fallos del religiocentrismo. Resumiendo, los babalawos o santeros mayores son el primer estamento religioso, y los santeros y las santeras, babalochas e iyalochas, el segundo. La Regla de Ifá es la que contiene a los babalawos o santeros mayores, puesto restringido a las mujeres, mientras que la Regla de Ochá sí tiene santeros y santeras , babalochas e iyalochas, en su seno, aunque en última instancia dependan de un babalawo que dirija sus rituales mayores. Esto causa cierto revuelo y controversia dentro de los círculos de la santería, en especial cuando un babalawo entra directamente en la Ifá sin coronarse en la Regla de Ochá, por lo que algunos no reconocen sus funciones ni su categoría.
Aún hay más, y es que hay ciertos tabúes rituales que complican los pasos de una a otra. Citando un par de ejemplo, un santero mayor o babalawo no puede adivinar mediante caracoles, lo que se conoce como diloggun, ni tener ahijados o consagrados en la Regla de Ochá, mientras que sí son los que entregan la llamada Mano de Orula o Awobafakan, en el caso de hombres, y Kofá o Ikofanfun en el caso de mujeres, esto es, el símbolo de su iniciación como santeros. Por la otra parte, un santero o santera no puede realizar sacrificios animales ni otras ceremonias de cierta complejidad que solo quedan reservadas a los babalawos.
Un "problema" del conjunto social actual es que no existe el puesto oficializado de sacerdote, por lo que los santeros y santeras pueden provenir de cualquier profesión y continuar realizándola. Pero la preparación para santero mayor requiere de un tiempo estimado de unos siete años, que aunque es autodidacta, sí requiere cierta revisión de un padrino, por ejemplo, y es un tiempo precioso que hace dudar de la posibilidad de tener otras ocupaciones. La iniciación de un santero requiere que tome asiento en una butaca o lugar elevado dentro de una serie de símbolos concéntricos que simbolizan la llamada de los orishas, donde debe pasar siete noches.
Para entrar en la yoruba, el bautizo, de ser posible en un río, debe ser realizado por los balawos, que permiten que Orula y Olofi bendigan al que entra en la santería. También es el momento en que el ángel de la guarda, ocha o santo es consagrado al creyente, y la entrega de los elekes o collares con los colores del santo patrón. Existen en la actualidad grupos con distintas visiones sobre ello, ya que, si bien hay quienes mediante adivinaciones y profecías conocen al ocha y lo asignan, mientras que otros buscan señales en el propio momento.
Desde ese momento, un santo o santa puede enseñar e introducir a otras personas en la santería, sin embargo, puede ocurrir que el ochá o ángel de la guarda determine lo contrario. En la santería existe la creencia en el determinismo, es decir, que las personas tienen un destino marcado: por esto mismo, los dioses son indicadores también de las funciones y talentos que el santo deberá desarrollar o no en el futuro.
Rituales:
Los rituales son numerosos, pero también hay distintos grados de dificultad de praxis. Los más sencillos pasan por encender velas para los santos y dedicarles rezos, lo cual es común también en las prácticas católicas, dentro y fuera del mundo esotérico.
Hay una serie de fundamentos dentro de la yoruba y la santería para los rituales de los orishas. Por ejemplo, las ota o piedras, pues en sus inicios toda veneración de un orisha pasa por su fetiche de piedra o un conjunto pétreo. El agua como fuente de vida y como elemento purificador, unido al agua bendita cristiana. Las plantas, como elementos que aúnan tierra y agua. Los árboles, personajes místicos de la naturaleza, que evocan el ciclo vital completo, son vías y mensajeros de las deidades. Hay plantas específicas de cada divinidad, como también hay animales destinados a cada una de ellas, para su representación y su ofrenda.
- Rituales para alejar los maleficios y a los malos espíritus
El primer paso ante un maleficio es protegerse de que ninguno vaya a alcanzarlo antes. Por ello se hacen cruces de madera de Ácana y se sitúan en lugares técnicos, como detrás de las puertas, o con pencas cruzadas de aloe, de gambute o de tuna. A veces se talla una cruz en madera, como se hace con el cedro, sin olvidar la cinta roja. La planta de ruda es también considerada una gran defensora de la casa, colgando su ramo en el interior o en el exterior de la casa. Sin embargo, en cuanto se seca, se debe tomar su rama más fresca y replantarla para obtener un nuevo ramo. Entorno a esta planta hay tabúes específicos como no tocarla los viernes ni compartirla.
En otras ocasiones, si se supone la persecución de un espíritu maligno o de un difunto, se hacen tres mazos de cuatro hierbas concretas (álamo, algodón, ceiba y ramas del árbol del paraíso), se les echan esencias y agua bendita, aguardiente y se las humea con tabaco. Cada uno de estos mazos tendrá una función: uno deshollinará el hogar, otro limpiará los muebles y otro a las personas que habiten en esa casa, ritual que se realiza en un río, aunque los interesados también pueden realizar baños con estas y otras hierbas ritualizadas.
La hierba de San Pedro, conocida por sus propiedades curativas, recogida bajo ciertas condiciones astrológicas, se puede introducir en una bebida alcohólica y conservarse como amuleto dentro de una bolsa de tela verde y negra, invocando a San Pedro en los momentos en los que se consuma para prevenir los peligros. Machacar hojas de níspero y mezclarlas con cenizas es una forma de tener siempre disponibles las mismas para defenderse de cualquier maleficio. El sésamo, mezclado con pimienta de Guinea, corojo y azogue protege de cualquier tipo de daño si esta mezcla es llevada por uno mismo en una bolsita de tela de yute, preferentemente del color predilecto de su ángel de la guarda.
Cuando el maleficio ya ha tenido lugar y las protecciones no lo han debilitado, se ofrecen distintos métodos que van de la preparación de brebajes y fricciones a la creación de amuletos.
Cuando un espíritu, a pesar de tratarse de un familiar, no abandona la casa, puede traer intranquilidad y mala fortuna, se enciende una vela que se "pasea" alrededor de los miembros vivos del hogar y a continuación se realiza un sahumerio con laurel, incienso, comino, orégano, hierba de pata de gallina y un poco de sal. Si ronda a una persona en concreto, se toman dos plumas de paloma blanca, una de cada ala y se les prende fuego, y éstas son pasadas cerca de la cabeza y el cuerpo del afectado, que debe encontrarse de espaldas a la puerta de su casa, para que le cubra el humo. Cuando están queden secas y consumidas y ya no ardan más, puede soplarse corteza de árbol o cascarilla sobre la cabeza del afectado, quedando ya libre.
Si se ha maldecido a una persona mediante una bebida, como envenenándola, la respuesta debe ser otra bebida, por ejemplo un ponche de vino, huevo, aceites, junto con siguaraya, un árbol considerado sagrado, y omiero, un licor de hierbas sacralizado por los babalawos, que se toma en distintas cantidades y tiempos según el estado de la persona.
Si a la persona en cuestión parecen perseguirle los males, se puede tapar a esa persona con una sábana blanca, sostenida por dos personas en sus extremos y con una tercera persona que sostenga por encima un jarrón con nueve flores blancas, y un babalawo dirigiendo el ritual, se puede alejar a la muerte. Otro método es robar la sombra de esa persona, que se considera que es donde los males la persiguen, "atrapándola" en un paño blanco cuando la persona se encuentre expuesta al sol y la proyecte sobre él.
Otro ritual consiste en la escritura en un papel del nombre del afectado siete veces, en el anverso, y por el reverso con lápiz, de manera que queden perpendiculares, formando una cruz. Se introduce este papel en un vaso con una mezcla de agua, bicarbonato, sal y los posos o restos del filtro del café, se tapa con un plato y se le da la vuelta, procurando que no se vierta el líquido, y se deja en la habitación donde esa persona pase el mayor tiempo.
Los baños son la forma más literal de limpieza ritual, no obstante, se ha optado por dejarlos para el final del artículo, ya que también son propiciadores de suerte.
- Rituales para la prosperidad y la suerte
Si acabamos de ver cómo librarnos de lo malo, es conveniente repasar los métodos de atracción de lo positivo. Si pensamos en la fortuna material, el color amarillo tendrá un papel importante, pero no determinante. Una manera de atraer dinero es guardar piedra imán, entrelazada con ruda, romero, albahaca y anís, todo anudado con hilo en forma de cruz, en una bolsa amarilla y blanca.
Con piedra imán también y yamao en polvo, benjuí, maíz seco y cáscara de huevo, todo triturado y mezclado, se puede soplar por la casa con una fórmula que dice "Talismán de Portugal, trae dinero a mi casa" y otras invocaciones.
Rellenar una berenjena con aceite, manteca de corojo, azúcar y monedas de cobre y convertirla en una vela insertando una mecha de algodón es otra vía. Esta improvisada vela debe encenderse durante nueve días en los que se rezará a Oyá, también en el momento de desprenderse de ella.
Para los negocios, las flores silvestres, en número de cinco, con cortezas y canela y quemado con alcohol para obtener cenizas que luego se esparcirán por el lugar son consideradas efectivas, pero siempre debe ir unido a una invocación de un orisha, y preferentemente recibir ayuda de un sacerdote de Ifá. También puede tomarse cimarrón, yamao y vencedor, entizarlos y unirlos o guardarlos en tela negra y roja junto a otros ingredientes que el sacerdote puede
En el caso de herencias, hay rituales que sirven para obtener ventajas y otros, a cargo de los babalawos, solo de consultas sobre cómo proceder, ya que a menudo el egoísmo y el deseo de mejora económica suelen producir males mayores en los senos familiares.
Unido al dinero se encuentra el trabajo, para el cual es necesario pedirle siempre a Ellegwuá y al ocha personal. Para encontrarlo, se han de tomar siete espigas de hierba de pata de gallina, que se envuelven en papel de estraza, de unos 10x10 cm, y una vez más se escribirá en anverso y reverso siete veces el nombre del interesado, formando una cruz y se coloca bajo un amuleto del interesado o bajo un fetiche de Ellegwuá. Para mantenerlo, hacer sahumerios de benjuí a semillas de mate y santiguarse con agua bendita y ron, o rezar tres credos. Para ascender o derrotar a los enemigos, un babalawo puede determinar cuál es el mejor procedimiento, aunque suele invocarse a Obbatalá e incluir inciensos y mirras.
-Amuletos protectores
Pueden incluirse en el grupo anterior, pero se ha preferido diferenciarlos ya que se trata de un elemento concreto. Además, aquí podrían citarse muchas de las protecciones del hogar anteriormente mencionadas.
Las grandes semillas de guacalote, mate rojo, zamuro, cayajabo…unas plumas de mochuelo… o sencillas piedras como la obsidiana o piedra imán, pueden suponer un sencillo amuleto natural, protectores por su afiliación divina, y atractores de buena suerte.
Entre tales amuletos están los collares, pulseras o incluso llaveros y adornos realizados con cuentas de los colores de los orishas cuyas virtudes se busca atraer, a veces incluyendo los caracoles diloggun al final de los mismos. El número de cuentas o de tiras que se realizan para dichos amuletos tiene relación con las propias divinidades o con los propósitos buscados. Igualmente se pueden consagrar las caracolas para que tengan una función protectora para el hogar o para llevarlas encima.
Destacan también los macutos, saquitos pequeños rellenos de hierbas, tabaco, pimientas u otros objetos, rodeados de cuentas de colores, caracoles o piedras concretas. Estos amuletos se portan encima tanto como protección como garantía de una petición que se haya hecho a algún orisha.
También cuenta como encanto el acto se santiguarse con albahaca, o impregnar su aroma o el del anís en un pañuelo con el color del ángel de la guarda. Esto vale también con la caobilla, aunque está destinada a detener las pesadillas y la angustia.
El curujey es una planta bendecida por los orishas, por lo que su poder como amuleto protector, entre otras muchas funciones, es insuperable, en especial dentro de una bolsita de tela negra y roja. La mejorana, incluso sin recipiente, posee una capacidad protectora sin precedentes, sólo comparable al curujey.
El ajo, la hierbabuena y el perejil, dentro de una bolsita blanca mojada en agua bendita de siete iglesias se convierte en un amuleto invencible. El algarrobo, por otra parte, es ideal para potenciar las aptitudes de aquellos que son cobardes a la hora de enfrentarse a los problemas, quienes pueden llevar esta planta en una bolsita roja y blanca.
Para los marineros concretamente, la protección de su planta, la astronómica, en una bolsita de tela amarilla y verde. Para las prostitutas se preparan bolsitas amarillas con canela, miel y otras hierbas de elección del babalawo.
La evasión de conflictos se puede evitar creando un amuleto consistente en una bolsita roja llena de incienso, azufre, ajo, imán, bórax y amansaguapo, que debe dejarse siete días al sol, y mojarlo en aguas ritualizadas con otras hierbas cada seis meses.
Contra las envidias y los ataques, se puede crear un amuleto sencillo de un saquito o botellita de cristal con la cola de un escorpión, consiguiendo de esta manera, mediante la magia homeopática, que el veneno del escorpión aniquile a los enemigos.
Los amuletos de raíz de aceitunillo permiten alcanzar fama y renombre a las personas con inquietudes intelectuales.
Por supuesto, existen rituales más complejos que introducir ciertas plantas benefactoras en un saquito. Un ejemplo de ello es tostar las semillas de maravilla y volverlas polvo, mezclarlas con algodón y manteca de cacao y taparlas con un paño blanco y una hoja de planta prodigiosa. Un día después se debe soplar su contenido a las puertas de la casa, de ser posible por una semana y un día.
Asimismo, existen múltiples "polvos mágicos" realizados con las cenizas de palo santo y otras hierbas.
- Baños rituales
Hay rituales que requieren de la preparación de baños. Dentro de esta categoría los objetivos pueden variar, pero se ha optado por reunirlos bajo este mismo grupo por el desarrollo semejante de su praxis mágico-religiosa.
Son comunes los baños lustrales, para purificarse antes de ciertos ritos o por deseo o necesidad personal. Por ejemplo las flores de algodón son utilizadas para este fin cuando se considera que alguien puede estar maldito o hechizado y quiere librarse del hechizo. Otras plantas utilizadas son el llamado árbol del paraíso, el perejil o la ruda. Cuando se considera que es un espíritu el que tiene hechizado a alguien, se preparan baños con Anamú.
Las limpiezas rituales no sirven solo para las personas, también para los hogares u objetos. La raíz del bledo, hervida convenientemente, puede fumigarse en las casas, así como las campanillas. Otro método es aprovechar el agua de la cocción de arroz para este fin. La albahaca, el anís, el aguinaldo blanco, el almendro, el tabaco, el banano, entre otras, sirven a ambos propósitos.
El platanillo de Cuba sirve para purificarse pero también tiene sonados usos medicinales, así como el romero. Un ritual curativo es, por ejemplo, realizar baños durante un período de tiempo, en aguas ritualizadas con hierbas y flores concretas, asociadas a los orishas a los que se reza por su curación, generalmente Olofi, Orula y San Judas Tadeo. Igualmente los baños con raíces de maíz y alcanfor.
Hay baños que sirven para el inicio de una nueva vida, como en el caso de las viudas que buscan reiniciar su vida amorosa, que deben darse dieciséis baños con hojas de galán (o dama) de noche, un arbusto muy oloroso, para volverse a casar. También los baños pueden servir para la reconciliación amorosa si se utiliza espigelia en ellos. Dentro de la magia amorosa, también encontramos baños con hierbas silvestres, plantas olorosas, esencias e incluso miel, que deben repetirse con insistencia de manera semanal y mensual para alcanzar el amor deseado.
Existen baños para atraer la fortuna, como aquellos en los que se utilizan rosas amarillas en número de cinco, azogue, canela y miel, o preparando un mejunje de flores amarillas, como las mencionadas rosas o flores de botón de oro, con un claro simbolismo, cortezas y agua bendita, para incluirlo en los baños que se tomen, así como con azúcar blanca. Muchos de estos baños se dedican a Oshún. Para la suerte en el juego, se prefieren las plantas de rompesaragüey y palo caja.
Para la suerte como tal, el geranio rojo, la almáciga, la aguedita, la yagruma, y otro largo repertorio permiten potenciar la suerte de quien tome baños con ellas. Se añade a estos baños también leche, miel, manteca de cacao, o se toman friegas de pan, corteza y hojas de sáuco.
Pietro V. Carracedo Ahumada – pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
- Castellanos, J e I; Cultura Afro-Cubana: Las religiones y las lenguas. Vol III. Ediciones Universal, Miami, 1998
-González Vélez, A.; Ordun. Aye Yoruba y Santería.
- Delgado Torres, A. E. El gran libro de la Santería: introducción a la cultura yoruba. Esfera de los - Libros, 2005
-Llorens Alicea, I. Sincretismo religioso: pervivencia de las creencias yorubas en la isla de puerto rico. UCM. Madrid, 2003
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